Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 36

Una voz sombría y distante llegó desde el pasillo de enfrente.

Viviana volvió en sí.

Giró la cabeza hacia el frente, encontrándose con la mirada fría de David, y su rostro se encendió en rojo.

Las palabras de David eran muy agudas y directas, como una espada afilada, golpeando directo a Viviana desde su situación original, sumiéndola en un estado aún peor, lleno de gran vergüenza y dolor.

—Lo siento mucho, no volverá a pasar. —Dijo Viviana bajando avergonzada la cabeza.

—Espero que así sea.

David dijo con frialdad, retirando su mirada.

Viviana se sentía extremadamente incómoda.

Samuel, sentado frente a Viviana, también se sentía algo avergonzado, pues no entendía por qué el gerente David estaba tan descontento. Viviana solo estaba un poco distraída, eso no era para tanto.

Después de todo, Viviana acababa de pasar por un cambio significativo en su vida, era imposible que no le afectara.

Un momento después, la azafata vino a retirar el desayuno y trajo café.

David solo descansó tal vez unos diez minutos antes de empezar una videoconferencia.

Durante las siguientes cinco horas de vuelo, entre reuniones, llamadas y revisión minuciosa de documentos, estaba tan ocupado como si estuviera en la oficina.

Samuel tenía que estar con frecuencia el correo electrónico para reportarle asuntos urgentes que requerían su decisión personal, luego otra ronda de llamadas y videoconferencias comenzaba...

Su nivel de ocupación no era menor que en la oficina.

Viviana, aprovechando ese momento de pausa de Samuel, le pidió que la llevara hacia atrás para explicarle en detalle los planes de trabajo para este viaje de negocios.

Necesitaba comprender mejor para poder seguir el ritmo de trabajo de David.

Samuel le envió la agenda de los próximos días.

El destino de este viaje de negocios era Singapur.

El objetivo principal era inspeccionar la filial, pero también tenían programadas unas cuantas reuniones con el gobierno local y varios socios comerciales importantes.

—Esta erala primera parada, y en los próximos seis meses visitaremos sucesivamente todas las filiales globales. —Samuel comentó en voz baja.

—Entendido.

Viviana de inmediato comprendió.

—El gerente David era muy exigente, haciendo que incluso Enrique, un simple mayordomo, tuviera que actuar como secretario. Ahora que has llegado, tanto Enrique como yo podemos relajarnos un poco.

Viviana sonrió, mostrando de esta manera una pequeña comisura en su rostro.

Samuel, estando tan cerca, fue impactado por su belleza natural, comprendiendo por fin lo que significaba tener un aire fresco y elegante sin maquillaje, y ser extremadamente atractiva cuando estaba maquillada.

—Samuel, ve a pedir a Ángela unas semillas de girasol.

De repente, David apareció desde atrás, con los brazos cruzados y un documento en la mano. Sus profundos ojos, ocultos tras los lentes, reflejaban una seriedad distante y enigmática.

Ángela era la azafata exclusiva de su avión privado.

Samuel se levantó algo confundido: —¿Cómo semillas de girasol? ¿Las quieres?

La verdad no era su costumbre.

David dejó el documento y se recostó un poco: —Viendo lo animado de su charla, creo que masticar algunas semillas de girasol sería apropiado.

Samuel se quedó sin palabras.

Viviana también.