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¡Había llegado la noche!
Jay vagó por la calle desierta y solitaria, su dolor físico no pudo superar el dolor en su corazón.
Él había caminado varias veces por el pequeño Condado del Durazno Floreciente y parecía estar dando vueltas sin cesar.
Grayson estaba profundamente preocupado. “Él tiene heridas en el cuerpo y se niega a comer o beber algo. Si esto continúa, su cuerpo colapsará”.
Tormenta dijo con amargura: “El Amo Ares está buscando a la señora”.
Él pensó en cómo había actuado exactamente de la misma manera cuando perdió a Bebé Robbie en aquel entonces.
Los ojos de Grayson se humedecieron. “Pero la señora está muerta”.
Grayson quiso dar un paso adelante para disuadir a Jay, pero Tormenta lo detuvo. Él dijo: “Déjalo ser. Está actuando así porque todavía tiene esperanza en su corazón. Incluso si las posibilidades son escasas, al menos está dispuesto a seguir con vida por eso. Si destruimos esta esperanza, me temo que no seguirá viviendo más”.
Grayson suspiró.
En ese momento, un tirachinas estaba escondido en la oscuridad.
Un brazalete de abalorio atado a una carta fue disparado a la nieve frente a Jay sin previo aviso.
Los ojos de Jay inicialmente habían estado sin energía y fríos, pero tan pronto como vio el brazalete de abalorio, sus pupilas desanimadas se agrandaron. Era parecido a un árbol muerto en primavera que repentinamente brillaba con vigorosa vitalidad.
Era el brazalete de abalorio de Angeline.
Él levantó el brazalete como si estuviera sosteniendo un tesoro raro. Solo entonces se dio cuenta de que había una carta en el brazalete.
Jay abrió la carta y miró las palabras.
La carta decía:
[Si quieres salvar a tu mujer, toma las Nueve Pinturas y ven solo a la Posada del Jardín Noble].
El estado de ánimo de Jay fue indescriptible por un momento.
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