¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1361

Cole llegó a la plataforma para la competencia de barreras con una cara hosca. Dijo: “Ese chico Jenson es un mocoso capaz. Si no quieren terminar en una isla desierta, será mejor que me arreglen esta plataforma ahora”.

Carson soltó una idea malvada: “Joven Amo, eran 18 niveles en el pasado, y con la habilidad de Jenson, no debería haber ningún problema en que pase los primeros diez niveles. ¿Por qué no cancelamos los primeros diez niveles y le permitimos comenzar en el 11vo? Veremos lo arrogante que puede ser en el momento en el que no pueda pasar ni un solo nivel”.

Cole se tocó la barbilla y asintió. “Gran idea”.

Pensó en cómo Jenson lo había secuestrado fácilmente en una cueva la última vez. Incluso si Cole se negaba a admitirlo, tenía que afrontar el hecho de que las habilidades de Jenson estaban muy por encima de las suyas.

“Carson, ve e invita a los diez mejores líderes de la fortaleza de los Yorks para supervisar la prueba. Creo que con los diez líderes principales vigilando, ese mocoso apestoso de Jenson seguramente no podría atravesar las barreras”.

Carson sonrió con picardía. “Joven Amo, esta vez, podrás poner a ese Jenson en su lugar. Ya no se atreverá a ser tan arrogante y dominante frente a usted en el futuro”.

Cole dijo demoniacamente: “Es demasiado inexperto para competir conmigo”.

Mientras Cole se atormentaba la cabeza para lidiar con Jenson, Jenson miraba el brumoso crepúsculo. Su corazón se preocupó cada vez más por su mami y su papi.

Se preguntó si sin él al lado de su papi y su mami, ¿ese tal Monstruo los buscaría y causaría más problemas?

Condado del Durazno Floreciente.

Un delgado alambre de acero estaba extendido en medio del cielo negro.

Una figura liviana y felina caminaba velozmente sobre el alambre de acero.

En la oscuridad, había un par de ojos fantasmales mirando fijamente a la figura que se movía rápido sobre el alambre de acero, y las comisuras de sus labios hicieron una mueca de desprecio.

La sombra negra saltó desde el alambre de acero al acercarse al Jardín de Catalpas. Sucedió en un instante, como a una estrella fugaz.

Al mirar más de cerca, la figura ágil estaba pegada a la pared como un geco. Llevaba guantes de escalada en la mano y se movía velozmente por la pared lisa similar a un espejo.

Finalmente, se detuvo frente a la malla de ventana rosa y escuchó el movimiento en el interior de la habitación. Luego, abrió silenciosamente la ventana y entró.