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Más de una docena de micrófonos fueron colocados en la cara de Bebé Robbie.
Bebé Robbie miró a papá y sonrió. “Alguien me dijo una vez que nuestros puños y puñetazos tienen un límite, por lo que el arma definitiva para la victoria radica en nuestras intenciones. Quiero proteger a los aldeanos de Monte Perla, pero quiero proteger a mi mamá aún más”.
El gran Viejo Amo Yorks y Spencer se emocionaron hasta las lágrimas.
Spencer miró a Cole con exasperación. “Deberías aprender de él a cómo ser un hijo”.
Cole miró aturdido a Bebé Robbie y suspiró. “¿Jay acaba de realizar un truco de magia para convertir a Bebé Robbie en Jenson? ¡Él es realmente difícil de entender!”.
Bebé Robbie obtuvo con éxito la insignia de Almirante de Juicio Final.
El gran Viejo Amo Yorks le otorgó a Bebé Robbie la insignia de tigre frente a los diez viejos y los aldeanos, diciendo: “Con esta insignia de tigre, ahora tienes la autoridad para comandar y liderar los ejércitos de Tigres y Lobos de la Fortaleza de los Yorks”.
Bebé Robbie seguía sonriendo. Miró a todos los aldeanos y dijo con gran modestia: “Gracias a todos por creer en mí. No los defraudaré”.
Angeline finalmente pudo quitarse el peso de encima. Jay la abrazó y le sugirió amablemente: “Iré a casa y recompensaré a nuestro hijo con algo delicioso”.
Angeline dijo con picardía: “¿No vas a recompensar también a tu esposa por darte un hijo tan extraordinario?”.
Jay se frotó la nariz y sonrió. “Eres la heroína que más merece esta recompensa”.
Angeline sonrió como una flor floreciente.
Ese día al mediodía, Jay y Angeline prepararon una mesa llena de platos deliciosos. Por alguna razón, Jay sugirió repentinamente: “Trae a hermana Trece afuera para que se una a nosotros en esta celebración”.
Josephine se puso de pie. “Yo la sacaré”.
La familia se reunió alrededor de la mesa redonda y comió con gran deleite.
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