¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1540

Bebé Robbie asintió. “¡Habla!”.

Monstruo vaciló por un momento, sus ojos brillaron con un destello perverso y frío. Él dijo: “La Hermana Trece es mi hija. Cuando la veas, dile que la dejo libre”.

Bebé Robbie se quedó estupefacto. “¿Hermana Trece es tu hija?”.

Sintió una inexplicable sensación de pánico en su corazón.

A Bebé Robbie le palpitó el corazón cuando recordó la época en que la Hermana Trece y mamá pasaban tiempo juntas a solas.

A juzgar por el enfoque metódico de Monstruo en la elaboración de sus planes, seguramente no se habría perdido esta gran oportunidad. Si la Hermana Trece le hubiera hecho ciertas cosas a Mami, es posible que Mami no se diera cuenta en tan poco tiempo, pero en el futuro...

Cuando vio el horror y la consternación en los ojos de Bebé Robbie, Monstruo de repente estalló en carcajadas. “Jajaja. ¿De qué tienes miedo, Robbie?”.

Su voz sonaba como un fantasma saliendo del infierno. Llevaba el dolor y la tristeza de un espíritu difunto que exigía venganza por los agravios, haciendo que a cualquiera se le pusieran los pelos de punta cuando lo escuchaba.

“Sé honesto conmigo, ¿le hiciste algo a mi Mami?”. Bebé Robbie no pudo detener el miedo y la ansiedad en su corazón y comenzó a temblar violentamente.

Monstruo miró la expresión de agonía de Bebé Robbie y dejó escapar una sonrisa engreída. “Oh, qué placer verte sufrir. Este parece ser el movimiento más sabio que he hecho. Si algo le sucede a Angeline, estoy seguro de que a los dos se les romperá el corazón. Jay probablemente estaría aún más desconsolado que tú, ¿verdad?”.

Después de decir esas palabras, Monstruo intentó suicidarse mordiéndose la lengua.

Bebé Robbie fue ágil y rápido en reaccionar cuando metió un bloque de madera junto a la mesa de la computadora en la boca de Monstruo.

“¡Corbetas!”, rugió Bebé Robbie.

Los Corbetas se apresuraron a entrar de inmediato. “¿Sí, Almirante?”.

“Átenlo y tráiganlo de regreso a la Fortaleza Yorks.

“Sí, señor”.

Cuando Bebé Robbie salió, en un estado de abatimiento, de la sala de mando, su comportamiento devastado y desanimado le dio a Jenson una mala corazonada.