¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1562

“No hay nada de qué disculparse entre una madre y un hijo”, dijo Chloe generosamente.

Jay explicó tímidamente: “Mamá, ¿puedes devolverme las joyas que Angeline te dio ayer?”.

Fue como si Chloe escuchara el sonido de las burbujas al estallar. El sonido suave y nítido sacó a relucir su ira interna.

Resultó que su precioso hijo no estaba aquí para disculparse por Angeline, sino para apoyarla.

“Las regalé”, dijo Chloe con frialdad.

Jay se quedó estupefacto.

Nunca hubiera pensado que su Madre regalaría tan rápidamente a otra persona las joyas que Angeline le había regalado a ella. ¿No era esto menospreciar las amables intenciones de Angeline?

“Mamá, si no te gustó el regalo de Angeline, deberías devolvérselo. Después de todo, son sus preciosas joyas. ¿Cómo pudiste regalarlo tan fácilmente a otra persona?”. Jay contuvo su ira e hizo todo lo posible por comportarse con gracia.

Chloe replicó: “¿No regaló ella tu regalo también? Jay, ¿puedes tolerar que ella desprecie tu regalo, pero no puedes tolerar que Mamá pisotee el suyo? Tu hipocresía me está molestando”.

Jay estaba un poco perdido. “Mamá, también he regañado a Angeline por darte el regalo que le di a ella. He colocado algo dentro del jade, por lo que se supone que no debe pertenecer a nadie más”.

Cuando Chloe escuchó que Jay y Angeline se habían peleado, esperaba que ahora hubiera una ruptura en su relación. De lo contrario, Jay y Angeline no habrían seguido caminos separados hoy.

La ira en su corazón desapareció inexplicablemente. “¿Oh? Se lo di a Judy. Te ayudaré a recuperarlo en un par de días”.

Jay dijo muy impotente: “Gracias, Mamá”.

Al ver que madre e hijo no estaban teniendo una conversación agradable, Jordan trató de actuar como un pacificador.

En la Clínica Médica de Juicio Final.

El departamento de hospitalización.

Bajo el meticuloso tratamiento de los médicos, las hermosas muchachas sobrevivientes de la división de inteligencia militar les faltaba poco para recuperarse de sus heridas, excepto por las heridas graves de la Hermana Trece y la Hermana Seis, que todavía estaban en coma.

Cuando Angeline llegó a la sala, notó que las hermanas estaban hoscas y preocupadas. Incluso Bebé Robbie estaba apático.

“¿Qué pasa?”, preguntó Angeline con curiosidad.

A ella le gustaban los niños, y le gustaban aún más estas hermanas cariñosas y leales. Cuando estuvo frente a ellos, sus ojos se llenaron de ternura.