¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 157

Jay nunca había sentido tanta agonía en su vida.

Fue tan agonizante que él, un hombre generalmente valiente, no se atrevió a identificar su cuerpo, ni asistió a su funeral ni visitó su tumba…

Él no se atrevía a acercarse a nada que le recordara a ella, y había reprimido cuidadosamente todos sus sentimientos.

Escondió los sentimientos de agonía que se mostraban en sus ojos y reanudó su habitual actitud tranquila y distante. “Tú no eres yo, así que ¿cómo sabrías lo que siento?”, Dijo en voz baja.

Rose arrugó sus apetitosos y hermosos labios. 'Si supieras lo que es el amor, ¿por qué dejarías que Angeline Severe, mi yo pasada, viviera en condiciones tan opresivas y muriera sin reconciliarse?', Susurró en su corazón.

El resto del viaje de regreso a la mansión se realizó en silencio. Desde la distancia, pudieron ver a Josephine de pie en la entrada vestida con un vestido rojo escotado y adornado con joyas y accesorios. Su comportamiento elegante y noble se derrumbó cuando vio a Jay y Rose caminando uno frente al otro. Los saludó con ambos brazos y gritó emocionada.

“¡Hermano! ¡Cuñada!”.

El rostro de Jay de repente se volvió peligrosamente hosco. Se acercó a su hermana a grandes zancadas y dijo con una expresión ensombrecida: “¿Cuántas veces tengo que decirte que ella no es tu cuñada?”.

La mirada traviesa de Josephine se movió entre las dos personas. Ella podía sentir visiblemente que, por alguna razón, su hermano rechazaba menos a la cuñada. De lo contrario, no habría permitido que Rose apareciera voluntariamente en un radio de diez millas de él.

“Hermano, cuñada, ¿por qué están los dos juntos?”, Josephine preguntó con una sonrisa curiosa.

Jay sabía que su hermana imaginativa evocaría alguna historia de comedia romántica urbana cliché y, por lo tanto, le respondió cortantemente, “Rose ahora trabaja como niñera en mi casa. Cuando Robbie sea más cercano a mí, ella se irá automáticamente”.

Josephine esperó ansiosamente la respuesta de Rose. Rose sostuvo la tarjeta de invitación cerca de su pecho. Estaba atrapada en un gran dilema.

¡Su jefe le había asignado mucho trabajo!

Jay miró a Rose. “No tienes que ir si no quieres. Esos eventos no son adecuados para ti de todos modos”.

Rose levantó la cabeza y lo miró fijamente. “¿Por qué serían inadecuados?”.

Jay se elevó sobre ella y la miró. Su mirada estaba llena de condescendencia y burla. “¿No estás dudando porque no tienes ropa adecuada para la fiesta? No creo que tengas dinero para comprarte ropa adecuada”.