¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 192

"Por favor, entre, Sr. Ares", el Viejo Amo Loyle saludó cortésmente a su distinguido invitado.

Jay entró de forma tranquila y sosegada a la sala de la residencia Loyle como si estuviera entrando por la puerta de su propia casa.

Grayson le acercó una silla y limpió el asiento varias veces con un pañuelo. Solo entonces Jay tomó asiento.

"¿A qué debemos este honor de su presencia, Señor Ares?", preguntó cuidadosamente el Viejo Amo Loyle.

"Viejo Amo Loyle, responda a mi pregunta con sinceridad si no quiere que Empresas Loyle se vaya a la quiebra. Si estoy satisfecho con su respuesta, entonces consideraré darle a la familia Loyle una salida", dijo Jay reservadamente.

Abrumado por el favor, el Viejo Amo Loyle dijo: "Le diré todo lo que sé sin reprimirme y responderé a todas sus preguntas, Señor Ares".

"Quiero toda la información sobre Rose desde su nacimiento hasta ahora. Dígame todo lo que sabe". Jay hizo hincapié en la palabra ‘todo’ en particular.

El Viejo Amo Loyle fue tomado por sorpresa. "¿Toda la información sobre Rose?".

Los ojos de Sydney destellaron con un rastro de regodeo. El Señor Ares estaba investigando a Rose en secreto. Parecía que los días gloriosos de Rose estaban por llegar a su fin.

Al ver que el Viejo Amo Loyle seguía aturdido, Grayson siguió explicando lo que el Señor Ares acababa de decir.

"Rose es su hija, Viejo Amo Loyle. Debe conocer muy bien su carácter y las cosas que le gustan, ¿verdad? ¿Por qué no nos lo cuenta todo, por muy significativo o trivial que sea?".

Aunque el Viejo Amo Loyle estaba sorprendido por el motivo de la visita del Sr. Ares, se mostró extremadamente cooperativo mientras se estrujaba el cerebro para transmitirle a Jay toda la información que conocía sobre Rose.

"Para serle sincero, Señor Ares, Rose es mi hija mayor, pero su madre y yo nos separamos poco después de casarnos. Cuando llegué a la ciudad para montar un negocio, tanto la madre como la hija se quedaron en el campo. A mí me iba mal en el trabajo los últimos años, así que no tenía dinero extra para enviarles. Por eso, tanto la madre como la hija vivían en circunstancias difíciles".

Cuando el Viejo Amo Loyle dijo esto, hubo una punzada de culpa en sus ojos. Continuó: "Nunca pensé que la pobreza arruinaría a Rose por completo, y debido a la pobreza, creció con baja autoestima y no le gustaba socializar con los demás. Era inarticulada, poco inteligente y sombría. No solo eso, odiaba aprender y siempre tenía las peores calificaciones en todas las asignaturas desde la infancia”.