¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 2036

Cole se sintió sumamente incómodo.

Jay dijo con una voz siniestra: “¿Tu hijo es tan grande ahora y aún así estás pensando en otras mujeres?”.

La expresión de Cole se volvió oscura.

Jay suspiró profundamente.

Jenson sintió como si el aire se hubiera condensado en hielo y la atmósfera se volviera sofocante. Él rápidamente cambió de tema: “Papi, traeré a Bebé Robbie. Iremos juntos a la villa de los Yorks. Esto será como pescar un pez en un barril”.

La incomodidad de Jay y Cole se disipó. Jay centró su atención en el asunto de la Señora Nephele y su expresión se volvió solemne.

“Vamos a dividirnos. Bebé Robbie llevará a Andy y Roxie a la villa de los Yorks. Llevarás a los miembros Fantasma al Jardín Mamut para salvar a la Abuela Charlotte”.

“De acuerdo”. Jenson se dio la vuelta y se fue.

Jay miró con mal humor a Cole y dijo: “Vete a casa. No dejes que el gato salga de la bolsa”.

Cole preguntó: “¿Puedo ayudar?”.

Jay respondió: “Me pregunto dónde está la verdadera Sandra. La Señora Nephele ciertamente no la dejará aparecer en público. Entonces, ¿dónde ella escondería a Sandra?”.

Cole dijo: “Iré a buscarla”.

Jay le recordó: “No le pongas las cosas difíciles una vez que la encuentres”.

Cole se enfureció y preguntó: “¿Por qué sigues siendo tolerante con ella cuando estuvo a punto de hacer que Angeline y tú se separaran?”.

Jay respondió: “Simplemente no entiendo por qué alguien tan astuta y misteriosa como la Señora Nephele elegiría a Sandra entre todos en el Chalet de Turmalina”.

Cole preguntó con curiosidad: “¿Sospechas que ellas están relacionadas?”.

Luego él se rio y dijo: “Piensas demasiado, ¿no crees? Ellas no están relacionadas. ¿Cómo es posible que estén relacionadas?”.

Al haber dicho eso, Cole se fue como el viento.

Jay estaba extremadamente sombrío.

Él reprimió su mal humor y bajó las escaleras. Angeline estaba sentada en el sofá comiendo deliciosos pasteles.

Al ver la expresión gruñona de Jay, Angeline pudo adivinar aproximadamente lo que había sucedido. Ella se puso de pie sintiéndose culpable y salió al patio.

“Vuelve”, ordenó Jay.

Angeline lo miró tímidamente.

Jay se acercó a ella y usó su dedo para tocar su nariz. Aunque él estaba nervioso, aún complacía a Angeline de todos modos.

“No lo dejes entrar la próxima vez”, él dijo en un tono bastante agraviado y envidioso.