¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 2077

Después de escuchar lo que había sucedido, Jay temía que Grayson y Andy estaban envenenados, por lo que les ordenó que fueran al Gran Asia para un chequeo.

La segunda cosa que le preocupaba a Jay era si la rata de laboratorio de Nephele, esa hermosa mujer, era en realidad descendiente de los Boye. Por lo tanto, el Señor Ares le pidió a ella que fuera al Gran Asia para realizar una prueba de ADN para comparar su similitud genética con el fin de verificar su parentesco.

Lo que más le preocupaba a Jay era la profecía que había hecho Nephele antes de que se la llevaran.

Jay se puso a pensar profundamente frente a Bebé Robbie.

Después de mucho tiempo, Jay dijo: “Hay todo tipo de cosas en este gran mundo. Por ejemplo, tu madre logró reunirse conmigo después de que ella transmigrara mientras aún conservaba sus recuerdos del pasado. Quizás tú mismo experimentes un destino extraño”.

Bebé Robbie dijo: “Papi, no importa cuál sea mi destino, sé que soy el hijo más querido de ti y de Mami. Si llega a eso, entonces estoy dispuesto a hacer sacrificios por ti”.

Jay le dio unas palmaditas en la cabeza a Bebé Robbie y dijo con ternura: “Tontito. Solo seremos tu apoyo más fuerte, no tu obstáculo”.

“Papi”. Bebé Robbie estaba tan conmovido que se le llenaron los ojos de lágrimas.

Jay suspiró y dijo: “Bebé Robbie, Jens, aunque no estoy dispuesto a enfrentarlo, no me queda otra opción. Ambos han crecido. Deben saber que la vida es un viaje. Dios pondrá a todos a prueba. Necesitan crear sus futuros con sus propias manos. Yo espero, desde el fondo de mi corazón, que ambos naveguen a través del viento y las olas”.

Jenson y Bebé Robbie se sintieron muy alentados por esas palabras. “Somos tus hijos, Papi. Seremos grandes hombres como tú y protegeremos a nuestra familia del viento y las tormentas. Nos convertiremos en alguien en quien todos puedan confiar”.

“Mm. Creo en ustedes”, dijo Jay.

Cuando Jenson y Bebé Robbie se fueron, Jay se paró frente a la ventana del piso al techo mientras miraba el vasto e ilimitado cielo azul. Él suspiró: “¿Y dónde estás tú, Bebé Zetty?”.

Isla Dragón.