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Capítulo 2186
Finn miró las hierbas medicinales secas que estaban esparcidas por todas partes. Si fuera por él, definitivamente no elegiría llevárselas todas. Sin embargo, él sabía de la importancia de estas hierbas para la curandera y sus pacientes. Por lo tanto, después de una cuidadosa consideración, él dijo: “No te preocupes. Conseguiré que alguien venga y se las lleve una vez que regresemos”.
Bebé Zetty respondió alegremente: “Eso es genial”.
Entonces, Finn llevó a Bebé Zetty de regreso a su campamento base en la cueva.
Tan pronto como Bebé Zetty llegó a la cueva, ella simplemente no podía esperar más para ver al Señor Ares. Sin embargo, Zayne le resopló y dijo: “Si él no te hubiera estado buscando por todas partes, ¿acaso él habría terminado en este estado?”.
Bebé Zetty se entristeció después de escuchar esas palabras. Ella pensaba que su Papi debía estar muy preocupado porque ella estaba pasando un momento difícil sola, y por eso él quería ir a buscarla. Nunca hubiera pensado que él mismo caería en semejante lío.
Era correcto que el Tío Zayne descargara su ira con ella.
Jenson se acercó a Bebé Zetty. Después de no verla durante unos días, él se sorprendió al descubrir que Bebé Zetty se había vuelto mucho más vieja. Un toque de asombro llenó sus ojos, sin embargo, él fingió estar tranquilo y dijo: “Por favor, ayuda a curar a mi papá, Abuelita Invierno”.
Bebé Zetty asintió y dijo: “Llévame con él ahora”.
Jenson inmediatamente llevó a Bebé Zetty al Señor Ares.
El Señor Ares tenía los ojos cerrados con fuerza y su tez parecía opaca mientras estaba acostado en la hierba, casi sin vida.
Bebé Zetty no sentía más que angustia ante esta vista. Sus piernas cayeron al suelo casi de inmediato mientras sus lágrimas comenzaban a fluir.
“Señor Ares”, dijo ella con voz temblorosa.
“Regresé”.
Cuando Jay escuchó la voz de Bebé Zetty, él abrió lentamente los ojos.
Él parecía encantado de ver a Bebé Zetty, pero su corazón se apretó ferozmente al ver su acelerado envejecimiento.
Bebé Zetty le mostró una sonrisa brillante y le tomó la mano cariñosamente, diciendo: “¿Estás despierto?”.
Jenson estaba de pie a un lado en ese momento. Al ver a su Papi y a la Abuelita saludarse con tanta calidez y naturalidad, su corazón vigilante se quedó aún más perplejo por esto.
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