¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 2469

Miró a la gente de alrededor con sus ojos de obsidiana que contenían una luz fría. Sus ojos recorrieron a los bandidos antes de posarse finalmente en Angeline. Solo que la luz fría de sus ojos ya no estaba allí, y se mostraba agradablemente sorprendida como si los dos se hubieran reunido después de tanto tiempo.

Entonces, lo vieron barrer su cola y golpear al hombre que intimidaba a Angeline directamente en la espalda como si lo estuviera azotando. El líder gritó de dolor y soltó a Angeline.

La pitón envolvió su cola alrededor de ella, y su cara se puso pálida de miedo. Pensó que iba a ser asfixiada por la pitón.

Sin embargo, la pitón no parecía estar ejerciendo ninguna fuerza y simplemente la colocó sobre su espalda. Entonces, empezó a sisear a esa gente. De repente, un torrente de hielo y nieve salió de su boca, congelando a los bandidos que estaban afuera.

El hielo y la nieve parecían no tener efecto sobre el líder. Lo vieron sacar una pistola de agua de su bolsillo y rociarla contra la pitón.

De repente, se extendió un olor penetrante a gas venenoso en el aire.

Angeline se debilitó después de olerlo, y se le dificultaba mover su cuerpo. Estaba a punto de desmayarse.

La pitón agitó su cola para protegerla y la llevó al interior de la tumba. Se escuchó un fuerte estruendo y la entrada quedó pronto bloqueada por las rocas.

La pitón colocó suavemente a Angeline en el suelo. Tardó mucho tiempo en recuperar la conciencia. Se levantó poco a poco, pero al encontrarse en este entorno desconocido, inexplicablemente sintió que el lugar le resultaba familiar.

Le pareció que había vivido aquí hace mucho, mucho tiempo.

“¿Dónde estoy?”, preguntó sorprendida.

La pitón se deslizó hacia ella y se enderezó. Entrecerró los ojos en forma de media luna y se mostró bastante juguetona y simpática.

Angeline sonrió. Estaba segura de que la pitón no le haría daño.

Extendió la mano y la pitón apoyó la cabeza en su palma, frotándola cariñosamente.

Angeline preguntó: “Me conoces, ¿no es así?”.

La pitón asintió enérgicamente.

Angeline se emocionó y preguntó: “¿Desde cuándo nos conocemos?”.

La pitón inclinó la cabeza para pensar.

Solo entonces Angeline recordó que la pitón no podía hablar.

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