Resumo de Capítulo 2502 – Uma virada em ¡Buenas noches, Señor Ares! de Internet
Capítulo 2502 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de ¡Buenas noches, Señor Ares!, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Romance, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
Jay se aferraba al principio de que los hijos y los nietos tendrían su propia felicidad desde lo más profundo de su corazón, y tampoco estaba dispuesto a ocuparse de los enredos emocionales de los jóvenes. Sin embargo, no quería que Angeline se preocupara por los pequeños, así que aceptó a regañadientes. “De acuerdo, me ocuparé de ello”.
Zayne fingió no creerle y le dijo en broma a Jay: “Tu propia historial de amor es muy vasta, y no puedes manejar bien tu propia relación. Quiero ver cómo manejarás las relaciones de los jóvenes”.
Jay le dirigió una mirada rápida a Angeline, por temor a que ésta se dejara engañar por Zayne. Miró a Zayne con una expresión sombría. “Será mejor que te informes bien antes de hablar. Soy fiel a mi Angeline. ¿Cómo podría tener una vasta historial de amor?”.
Zayne levantó los dedos y contó. “Excluyendo el tiempo en que Angeline y tú no estaban casados, recuerdo que estaban Nancy Bell, la hija de mi madrastra, Sera, y Judy. Ahora, hay otra que se llama Prajna. ¿Cómo puedes ser digno de mi hermana, Jay?”.
Jay explicó a la agraviada Angeline: “No escuches las tonterías de tu hermano, Angeline. Ni siquiera recuerdo cómo se veían esas mujeres. Tu hermano es el que las recuerda”.
Zayne dijo: “Jay, eres un estudiante sobresaliente. ¿Cómo has podido olvidarlas? Solo estás intimidando a Angeline por ser simple y fácil de engañar”.
Cuando mencionó esos eventos pasados, las imágenes de esos tristes recuerdos afloraron en la mente de Angeline, y su rostro se tornó sombrío.
Jay seguía rogándole a Angeline. “Angeline, realmente no recuerdo a esas mujeres. Ya lo sabes. Aparte de ti, no puedo reconocer los rostros de otras”.
Angeline dijo mientras resoplaba: “Puede que tú no las recuerdes, pero yo sí”.
Ella parecía no estar dispuesta a dejar pasar esto.
A Jay no le quedó de otra que usar su as bajo la manga. Levantó la voz y gritó: “¡Cole, ven aquí!”.
Angeline comprendió lo que estaba haciendo en cuestión de segundos.
Él estaba tratando de insinuarle que incluso ella tenía un pasado.
Ella, sintiéndose culpable, guardó silencio.
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