¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 2657

Bebé Robbie se tambaleó mientras una tristeza desenfrenada inundaba su hermoso rostro. “Hermana Trece, eras solo una niña pequeña cuando te conocí. En aquel entonces, te quería y toleraba todo lo que hacías como si fueras mi hermana biológica. Mis sentimientos por ti nunca han cambiado a lo largo de los años”.

Hizo una pausa y dijo: “Sé que eres hija de Monstruo. Los lazos de sangre son prioritarios. Sin embargo, ¿Monstruo realmente te quiere? ¿Lo has pensado alguna vez? Aunque es tu padre biológico, ¿su amor por ti es realmente abnegado?”.

“Él te envió a la división de inteligencia militar cuando eras tan pequeña y nunca te permitió llamarle ‘Padre’ en público. Te enseñó a odiar a tus enemigos, pero nunca te enseñó a amar a los demás ni a ti misma. Te impuso sus creencias y principios. Nunca le han importado las consecuencias que tendrías que sufrir”.

“Hermana Trece, no todos merecen ser padres en este mundo”. Bebé Robbie se dio la vuelta y fijó en ella su clara mirada. “No eres tonta. Te has quedado con nosotros tantos años. Deberías saber cuánto los ama mi mami a todos ustedes. Si alguna vez se enfermaran, ella se quedaría a su lado toda la noche aunque no gozara de buena salud. Solo se iba a dormir cuando te bajaba la fiebre”.

“Hermana Trece, mamá nunca ha tenido expectativas contigo. Su mayor deseo es que crezcas feliz y sana. ¿Cómo puedes tratarla así? ¿Cómo puedes hacer esto?”.

Se emocionaba mientras hablaba. Finalmente, dio un puñetazo a la pared y rugió con furia: “Hermana Trece, me arrepiento de todo esto. Me arrepiento de haberle suplicado a Mami que te acogiera. Debí haber escuchado a Papi. No deberíamos haberte acogido entonces. Así no habrían muerto todos esos inocentes”.

La Hermana Trece miró a Bebé Robbie aturdida. Estaba estupefacta.

Sin embargo, su fría mirada pareció suavizarse ligeramente cuando Bebé Robbie continuó reprendiéndola.

Bebé Robbie aspiró hondo y de repente sacó un pequeño cuchillo arrojadizo de detrás de él. Sus ojos estaban enrojecidos mientras miraba a la Hermana Trece con dureza.

“Si no te castigo, ¿cómo podré compensar a todas esas almas muertas?”.

La Hermana Trece sollozó y dijo en voz baja: “Mátame. De todos modos, no debieron haberme mantenido viva todos estos años”.

La mano de Bebé Robbie temblaba mientras sostenía el cuchillo arrojadizo.

Las hermanas fijaron sus miradas en Bebé Robbie. Se sentían tan conflictivas e inquietas como él.

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