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El guardaespaldas se le acercó. "Vamos, Señora Josephine".
Josephine le gritó al guardaespaldas: "¡Tonto mi pie! ¡Toda tu familia es tonta!".
¡El guardaespaldas se sorprendió!
Obligada a entrar en el coche, Josie miró con nostalgia la residencia del personal del departamento médico y se despidió con la mano. “Adiós, Cuñada.”
A su lado, Jay le dirigió una mirada fría.
La expresión afectuosa de Josephine solo intensificó el hielo en sus ojos.
"¿Quieres casarte con ella?".
Josie asintió. "Sí".
Al darse cuenta de lo que había dicho, se volteó para mirar con miedo a Jay antes de negar con la cabeza como si fuera un tambor de perdigones.
"Definitivamente has malentendido la relación que tengo con mi cuñada, Jay. Las dos somos mujeres, entonces, ¿cómo podemos casarnos?".
La mirada de Jay cayó sobre ella. "Es posible hacerlo en el extranjero".
A pesar de lo inofensivo que parecía su hermano, Josephine casi podía sentir su suave voz sofocándola como la mano de un diablo en su garganta.
Josephine mantuvo la mente sobria. "Digamos que ella y yo nos casamos, Jay. ¿Quién sería la activa y quién sería la pasiva? Soy marimacho dentro y fuera. Si ninguno de los dos está dispuesta a ser la pasiva, ¿cómo puede este matrimonio 'satisfacernos' a alguna de las dos?".
Los bordes de la boca de Jay temblaron.
"¡Mantén estas palabras vulgares lejos de tu cuñada!".
Josephine se sintió agraviada. “Rose es una completa fanática del amor entre chicos, Jay. Ella es quien me enseñó estas cosas en primer lugar".
Jay guardó silencio.
Luego, dejó a Josephine en Colores del Horizonte.
La arrojó a sus padres con un tono entrecortado. "Por favor refinen el comportamiento de su hija".
Poniendo sus ojos en su hija que había estado perdida por mucho tiempo, la madre y el padre Ares estaban sorprendidos y eufóricos.
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