¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 516

Jay miraba a Rose perplejo. Ella de repente se había vuelto obediente y agradable. Esta llamada de ‘cariño’ había arreglado todos los sentimientos incómodos en su corazón y lo había vuelto dócil.

“El Tercer Tío sigue siendo un paciente, así que déjalo”. Una suave sonrisa se desbordó de los oscuros ojos vidriosos de Rose, mezclada con un poco de coquetería.

Ella no lo había mirado con tanta inocencia y admiración por muchos años.

Por un instante, Jay sintió que había retrocedido muchos años cuando él y Angeline compartieron un momento de paz.

Era antes de que ningún desastre sucediera.

El corazón revestido de hierro de Jay comenzó a derretirse, y cuando volvió a hablar, la agresividad de su voz se desvaneció de golpe.

“James, por el bien de las súplicas de mi esposa, no voy a discutir más contigo”.

El Viejo Gran Amo Ares y James estaban sorprendidos.

Ellos no esperaban que la solución por la que se rompieron la cabeza fuera simplemente que Rose lo llamara “cariño”.

James cerró los ojos sin hablar y no se molestó en mirar a Jay de nuevo.

Con el conflicto entre tío y sobrino resuelto por ahora, Jay expresó levemente su preocupación por su tío. “Pero dime. ¿Por qué saltaste del edificio?”.

James se quedó callado y sin palabras.

En los últimos meses, su viaje mental, en pocas palabras, fue escrito con lágrimas calientes y amargas.

Jay quería poner sal en su herida y dijo deliberadamente: “Escuché que compraste un apartamento afuera con las decenas de miles de millones de fondos que te di e incluso llevaste a todas las mujeres y niños al apartamento”.

Una expresión de dolor apareció en el rostro de James.

Esa fue su peor decisión.

En ese momento, la Tercera Tía empujó la puerta y entró.

El Viejo Gran Amo Ares, Jay y Rose salieron en silencio. Querían que James y la Tercera Tía se quedaran a solas para poder hacer las paces.

La Tercera Tía vio los labios agrietados de James y le llevó un vaso de agua tibia. Luego se sentó junto a la cama y usó una cuchara pequeña para darle de beber el agua a James.

“Ya estamos divorciados. ¿Por qué estás aquí?”. La actitud de James hacia la Tercera Tía era muy indiferente.

La Tercera Tía sonrió con amargura y dijo: “Viejo Amo, hemos sido marido y mujer por 25 años. Sé que me odiaste por 25 años. Vine hoy no porque quiera obstinadamente volver contigo. Solo quería decirte que encontré a la mujer que te gusta. Su vida no es muy buena en este momento, pero si quieres casarte con ella, te doy mis bendiciones”.

James soltó un bufido frío. “Si hubieses sido tan generosa hace 25 años, entonces su vida no sería tan miserable ahora. En aquel entonces, te aprovechaste de tu estatus de hija de una familia rica para incriminarla y acosarla a mis espaldas. Creí erróneamente en ti y la dejé ir por el mal camino… Vete, no quiero verte”.

La Tercera Tía se fue con los ojos llorosos.