¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 527

Por la noche, después de que todos estaban dormidos, Jay llegó al dormitorio del segundo piso que había estado vacío por mucho tiempo.

En aquel entonces, cuando él encontró a Rose en esta habitación, la expresión de ella era un poco sospechosa cuando le mintió diciendo que estaba perdida. Él siempre había confiado en ella, por lo que no pensó mucho en ello.

En retrospectiva, en aquel entonces, Rose definitivamente sabía que había algo inusual en esta casa, pero ella no confiaba en él y terminó perdiendo la mejor oportunidad para pedirle ayuda.

Esto resultó en el accidente de ella cayéndose del edificio más tarde.

Con la tenue luz que se filtraba desde la lámpara lateral del pasillo, Jay llegó a la puerta del dormitorio.

Cuando abrió la puerta, la linterna de su teléfono móvil también se encendió al mismo tiempo. Un rayo de luz entró en la habitación. La oscuridad de la habitación estaba desapareciendo a medida que el contorno de cada rincón de la habitación se hacía más claro.

Este era solo un dormitorio muy común con una cama, un biombo, un incensario apagado y una pintura que colgaba de la pared.

La decoración era tan simple, así que ¿cómo podía esto darle a Rose una sensación sombría?

Cuando el rayo de luz de la linterna del teléfono móvil pasó por el marco de la pintura, algo saltó repentinamente a su vista. Él entonces se dio cuenta de que la pintura era un poco extraña.

Él acercó la linterna del teléfono móvil al marco de la pintura y descubrió que el marco de la pintura estaba cubierto con una capa de papel de aceite transparente. Sin embargo, había burbujas en los bordes, lo que reflejaba la luz en él.

Jay arrancó el papel de aceite y, de repente, apareció una imagen diferente en el marco. Finalmente, su mirada se fijó en un retrato muy bello de una pareja.

Su mirada se volvió una de sorpresa.

El retrato del hombre había sido destruido maliciosamente para que los colores de las imágenes superior e inferior se mezclaran y no pudieran mostrarse claramente.

Sin embargo, Jay pudo ver muy claramente el retrato de la mujer.

Aunque solo su perfil se mostraba, todavía se podía ver que era una mujer hermosa. La mujer tenía el cabello largo y castaño natural. Sus labios eran delgados y ligeramente levantados. Este retrato de la mujer paralizó por completo a Jay en su lugar.

Esos labios delgados y ligeramente curvados daban una impresión de arrogancia sin motivo. Era exactamente una versión fotocopiada de la suya.

Su mente resonó con la pregunta que él se había estado haciendo desde que era joven: 'Jay, ¿por qué no te pareces a tu madre en absoluto?'.