¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 592

Su clamor despertó a Jay. Le lanzó su soñolienta mirada a los guardias de seguridad mientras una luz fría la rodeaba.

¡¿Había llegado su estatus en la familia Ares a ese nivel?!

¿Realmente lo estaban tratando como si fuera minusválido?

"Grayson, la cosa con la que me están tocando, quítamela de encima".

La voz lenta había venido del cristal negro de la ventana del coche. Inmediatamente llevó a los guardias de seguridad a un punto muerto mientras temblaban.

Al recibir la orden del Sr. Ares, casi como un rayo, Grayson torció la mano del personal de seguridad cercano hasta que la dislocó.

Varios miembros del personal que estaban presentes estaban tan asustados que sus rostros palidecieron.

Grayson caminó hacia ellos, y de repente se arrodillaron en el suelo mientras pedían misericordia: "Joven Amo, lo sentimos. Sabemos ahora que estábamos equivocados".

"Demasiado tarde", escupió Jay las frías palabras entre sus labios y dientes.

Grayson pateó a alguien en el brazo. Después de escuchar un "clic", su brazo quedó inútil.

Varias personas simplemente se infligieron el castigo a sí mismas y torcieron sus brazos.

Grayson dijo: "¿No habría sido mejor si todos hubieran estado dispuestos a razonar antes?".

La voz cortante de Jay de repente sonó. "Grayson, ¿quién te permitió traer al equipo médico?".

Grayson sabía entonces que el secreto ya no podía ocultarse. Se acercó al Rolls-Royce mientras temblaba. "Señor Ares, es que, es...".

Inicialmente quería traicionar a la señora, pero cuando recordó cómo la señora se veía frente al Sr. Ares, Grayson sintió que sería muy cruel.

"Yo era el que quería traerlos", decidió Grayson para cubrir a la señora.

Angeline estaba agradecida con Grayson por su lealtad. Ella abrió en secreto un poco la puerta del coche y le dio un pulgar hacia arriba.

"¿Quieres morir?". Jay apretó los dientes.

Grayson cambió inmediatamente sus palabras. "No fui yo, Señor Ares. Fue... Su enfermera".

Angeline inmediatamente puso su pulgar boca abajo. Ella le puso los ojos en blanco y susurró: "Bueno para nada".