Resumo do capítulo Capítulo 638 do livro ¡Buenas noches, Señor Ares! de Internet
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 638, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance ¡Buenas noches, Señor Ares!. Com a escrita envolvente de Internet, esta obra-prima do gênero Romance continua a emocionar e surpreender a cada página.
“Dios mío, ¿por qué los usaste para ventilar tu rabia? ¿No piensas que es una lástima tirarlos? Puedes dármelos a mí, ¿sabes?”.
Angeline siempre había sido el centro del universo desde la infancia. Ella podría ser muy educada, pero tan pronto sufría algún tipo de agravio que excedía su nivel de tolerancia, ella también se volvía irascible.
Como en ese momento, por ejemplo...
“Yo tengo un montón de ropa en la maleta, Si quieres, puedes tomarla toda. Oh, y ese juegos de productos de cuidado de la piel, que cuesta 10 millones de dólares, es todo tuyo. Si no te gustan, ¡puedes quemarlos todos!”.
Ella estaba enfurecida. “Yo los compré con el dinero de tu hermano, pero ya no los quiero. Desde ahora, tomaremos caminos separados. No tenemos nada que…”.
“¿Nada de qué?”. Tormenta giro desde un cruce empujando a Jay en la silla. La silla quedó quieta en frente de ella.
El cabello de Angeline colgaba suelto sin un accesorio en él. Ella se veía tan hermosa como un jade sin cortar, como si ella fuese esculpida por la naturaleza.
Cuando Jay notó la expresión gruñona de ella, especialmente cuando dijo que su ropa y los productos de cuidado de piel habían sido comprados con su dinero, se sintió refrescado y a gusto por alguna razón.
Angeline lo miró furiosamente, contemplando si decir las palabras en la punta de su lengua. Finalmente, ella endureció su corazón y dijo, “No tenemos nada que ver el uno con el otro”.
Jay asintió. “Tú sí que tienes carácter”.
Luego, le dijo a Tormenta, “Vámonos”.
Angeline estaba estupefacta; en ese momento que ese tipo estuvo allí, no dijo nada como que él quería llevarla a casa ni nada parecido.
Que desesperante.
“Vámonos, Josephine”.
Angeline carraspeó y se volteo para alejarse en la dirección contraria.
Tormenta se volteó para mirar a Angeline con una expresión que decía “buena suerte en defenderse por su cuenta”.
Tormenta giró la silla. Jay todavia estaba pesando la piedra en sus manos mientras miraba a la mujer parada enfrente de él con una mirada sombría y fría.
Angeline inmediatamente apartó la mirada. Tenía una mirada cobarde que parecía decir “no fui yo”.
Josephine temió que Jay la malentendiera y aclaró rápidamente, “No fui yo. No fui yo”.
Jay se rehusó a dejar el asunto pasar.
Si él no se movía, Josephine y Angeline no serían capaces de pasar por ese lugar.
Angeline dirigió su amargada y resentida mirada hacia él. “Yo no quise hacerlo”. En medio de la suavidad de su voz había un adorable encanto intenso.
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