“Mi Angeline merece una gran boda. Ella no tendría por qué casarse conmigo en una manera tan lamentable”, Jay dijo solemnemente.
Angeline dijo seriamente: “Yo no me siento lamentable. Hay mucho dinero en la tarjeta de banco que me diste. Tanto que no podría gastarlo en una vida”.
La expresión de la cara de Jay se ensombreció de manera antinatural cuando el dinero fue mencionado…
“¿Qué quieres?”.
“Jaybie, la tarjeta del banco puede funcionar como mi dote”, Angeline contestó sonriente.
Jay la miró en silencio antes de jalar la quijada de ella hacia él y besarla suavemente en los labios.
“Bueno, ¿entonces qué vas a darme?”. Los ojos de Angeline brillaron mientras esperaba su regalo de su amor.
“¡Yo mismo!”, Jay dijo mientras señalaba hacia él.
Angeline casi se ahoga con su saliva. Mientras tocia violentamente, ella murmuró: “Eso no es tan bueno como el dinero”.
Jay la empujó y la miró enfadado. “¿Te desagrado?”.
Angeline se rio secamente. “Amor, necesito el dinero”.
“¿Así que no soy importante?”. Jay nunca pensó que llegaría un día en el que estaría celoso del dinero.
Angeline negó con la cabeza. “Por supuesto, mi amor es más importante que el dinero, pero…”.
Sus ojos brillaron traviesamente.
Jay tenía el presentimiento que no le gustaría lo que ella diría.
Como esperaba, las palabras de Angeline casi hacen que se le rompiera una vena.
“Si yo quiero a mi amor, puedo simplemente saltar sobre él cuando yo quiera”.
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