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Josephine decidió provocarlo. "Entonces supongo que me permitirás llamarlo".
Carson sacó su teléfono del bolsillo y se lo entregó. "Adelante".
El dedo de Josephine tembló mientras marcaba el número de Jay con dificultad.
Josephine comenzó a divagar mientras la llamada se conectaba. "¡Tienes que venir rápido, Jay, antes de que se aprovechen de la Hermana Mayor! Nos han secuestrado y quieren acostarse con la Hermana Mayor. Tienes que venir rápido y salvar a la Hermana Mayor, Jay".
Al otro lado de la línea, Jay se dio cuenta del peligro de la situación desde el momento de pánico de ella. "¿Dónde estás?". Su tono era frío y sediento de sangre.
También revelaba indicios de una ansiedad inconfundible.
"No lo sé".
Carson volvió a tomar su teléfono y lo apagó.
"Estoy seguro de que Jay Ares será capaz de averiguar tu ubicación si realmente es tan magnífico como dicen", afirmó Carson.
Josephine miró con odio a Carson. "Son unos monstruos".
Carson sonrió. "Permíteme que me prepare. Tengo que darle a tu hermano una cálida bienvenida para cuando llegue".
Con eso dicho, Carson salió de la habitación y encerró a Josephine dentro.
En Jardín del Diario, se podía encontrar a Jay sentado frente a su computadora portátil mientras sus delgados dedos bailaban sobre el teclado. El frenesí se agitaba en su pecho, desconocido para el mundo exterior. Por primera vez en su vida comprendió el significado del miedo.
Sentía tanto miedo que empezó a perder el sentido de las frías yemas de sus dedos.
Muy pronto, encontró el lugar de la llamada.
"¿Montaña de los Demonios?".
¿No era esa la lúgubre montaña que había detrás del Jardín del Diario?
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