El tipo seguía en el suelo, quejándose como que si no le sacaba unos buenos billetes a Osvaldo él no se daría por vencido.
La chiquilla sentada al lado mío sacó su celular y grabó todo, y con cautela me preguntó: "Oye, ¿él es tu novio? Qué gentil".
Levanté la vista hacia Osvaldo, que estaba parado al lado, mirando con frialdad al hombre tendido en el suelo. Yo creo que ya estaba maquinando en su cabeza cómo despedazar al tipo, cómo hacerle el bien al pueblo. Entonces, respiré hondo y sonreí por compromiso: "Ajá, él es así de especial".
"Te digo que, si no pagas, esto no se queda así. En plena luz del día te atreves a golpear a alguien, ¿tú y esta mujer de dudosa reputación están confabulados? Se les ve la pinta de que no son gente decente", el tipo seguía gritando, y al ver que nadie le daba atención, empezó a atacar a la chiquilla que estaba a mi lado.
La verdad era que la chiquilla iba vestida normal, con un vestidito de tirantes estampado, que le quedaba muy bien, todo luz y juventud. Lo que era algo bonito, pero para el tipo lo convertía en algo de no mirar.
La chiquilla ya estaba a punto de llorar: "El que no es decente eres tú".
Osvaldo seguía fijando su mirada en el tipo, una mirada que ponía los pelos de punta. Yo creo que, si el tipo supiera que él era un poco desequilibrado, seguro que se le ablandarían las piernas de miedo.
El hombre sí que se asustó y empezó a arrastrarse por el suelo, alejándose: "¿Qué estás mirando?".
No se atrevía a provocar a Osvaldo, porque él era alto, pero sí se atrevía a sentirse grande delante de una mujer, poniéndose a peleas conmigo. Suspiré y estiré la mano para agarrar la manga de Osvaldo, no es que me diera miedo que el tipo nos amenazara, era que me daba miedo que Osvaldo perdiera el control; después de todo el mundo de los desequilibrados nosotros no lo entendíamos, ellos eran demasiado impulsivos.
"¡Les digo que tienen que pagar, si no, esto no acaba aquí!", el tipo seguía gritando.
"Él se quiere colgar de ustedes, ya llamó a la policía, cuando vengan, yo les sirvo de testigo", dijo la chiquilla con ganas de ayudarnos, no quería que el tipo embarrara a Osvaldo.
Yo no dije nada, solo lo agarré más fuerte.
No sabía que las jovencitas modernas tuvieran ese gusto.
Osvaldo se volvió y me miró. Entonces, el hombre aprovechó para intentar atacarlo por sorpresa. Instintivamente, quise adelantarme para ayudarlo, pero el puñetazo del hombre no alcanzó a llegar a la cabeza de Osvaldo, sino que él lo paró con su mano.
De verdad, estaba loco. Y entonces, delante de todos, agarró la muñeca del hombre y la apretó suavemente, minutos después se escuchó un "crack" seguido de un grito desgarrador.
El celular del hombre cayó del bolsillo y él se revolcaba de dolor en el suelo. Levanté la mirada al cielo diciendo: "Esto se puso serio".
Sí que estábamos metidos en un problema.
"Lo he decidido, ya no soy fan de ningún famoso, voy a seguirlo a él, ¡qué guapo es!", la chiquilla emocionada seguía grabando a Osvaldo, extasiada de la emoción.

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