Esta vez la vida y la cigüeña les había hecho llegara a una hermosa nena a los esposos Black - Di Monti, ella era lo único que les faltaba para que su felicidad fuera completa, el joven CEO estaba fascinado con su pequeña, siempre pensó que tendrían otro varoncito, fue una gran sorpresa que resultará ser una niña y tan idéntica a él, no podía estar más feliz
Esa madrugada, el hombre cargó a la pequeña que por alguna razón no se dormía, tenía sus bellos ojos verdes igual a los de su padre, abiertos, Lucien Black, la arrullaba mientras le decía palabras bonitas
— Mi hermosa princesa, papá siempre va a cuidarte, no importa de quién o de qué, yo siempre voy a protegerte mi pequeña, mañana vas a conocer a tus hermanos y a tus abuelos, duerme que papá va a vigilar tu sueño
Casi al amanecer Angelina, despertó, ella buscó con la mirada a su bebé, la vió entre los fuertes brazos de su apuesto padre, él no dejaba de mirarla, por alguna razón lo veía diferente a cuando nació el bebé Angelo, está vez el hombre estaba que no podía esconder su ternura por la nena, quizás Lucien Black, sería más duro con sus hijos varones que con la niña
— Lucien, ¿la bebé ya se durmió?
— Cariño, estás despierta, la nena acaba de comer, ahora la estoy arrullando por qué no ha querido quedarse dormida
— ¿Parece que está muy cómoda en los brazos de su padre eh? ya has pensado en un nombre para ella, yo había pensado en algunos más como creí que sería un niño, pues.... no le va ninguno
— Si, lo he estado pensando, hay un nombre que creo le queda perfecto, su nombre será *Luciana*
— Santo dios, es tu nombre en femenino, ¿qué piensas monopolizar a todos nuestros hijos? ¿por qué no ponerle Angelina, como yo entonces?
— Ya Angelo lleva tu nombre en masculino, además la nena se parece a mi, es mía, yo la nombraré con mi nombre, no me lleves la contra, cariño, dame ese gusto, soy el padre después de todo
— De eso no estoy segura, necesito una prueba de ADN, para estar segura que eres el padre de mi bebé — dijo Angelina, con sarcasmo, la nena era como una gota de agua salida del tempestuoso mar llamado Lucien Black
— Qué graciosa eh, si no la hubiese visto salir de tu interior dudaría que es tu hija, ella no se te parece en nada, es una Black, de pies a cabeza, sonrió el hombre con aires de triunfo
Angelina, solo dejó escapar un suspiro, que alegaba si su marido tenía razón, la nena no tenía una sola pizca suya, si era su deseo nombrarla como él, no tenía objeción alguna, de todas formas él era el padre y el amor de su vida
Por la mañana, Los abuelos llegaron a conocer a la niña, llevaban con ellos al pequeño Lucien y a Angelo, este último consentido de su abuelo, entraron al cuarto privado con flores en la mano y un gran oso de peluche
— La señora Alexandra, corrió a ver a la niña, el CEO la acaba. de acostar en la cuna, la joven abuela la cargó en sus brazos muy emocionada
— ¿Quién es la nena más bella del mundo? ¡tu eres pequeña, que lindos ojos verdes tienes, eres igualita al pequeño Lucien!
— Al fin te encuentro, ¿por qué has reaccionado de esta manera al conocer a tu hermana? ella es hija de mamá y papá, también al igual que tú, ¿por qué la rechazas así? cuéntale a papá
— No, no quiero hablar, déjame solo, vuelve a la habitación con tu hija nueva, debes estar muy contento por qué se parece mucho a ti, ojalá me hubiese parecido a mamá, así sería el consentido del abuelo Angelo, estoy seguro que él no me habría buscado un reemplazo como tú — el niño se sentía traicionado por su padre
— ¿Quién ha dicho que te busqué un reemplazo? eso no lo haría jamás, estás exagerando las cosas, papá no haría algo como eso con su pequeño Lucien
— Papá, ¿me quieres mentir en la cara? la bebé es igual a ti, buscaste tener otro hijo solo para que se pareciera a ti, ¿o por qué no se parece a Angelo? esta bien ya no digas más, hablaré con el abuelo para que me acepte en su casa mientras crezco y aprendo de las empresas Di Monti
— Pequeño Lucien, tú y yo tenemos un trato, serás mi aprendiz cuando crezcas ¿recuerdas? las cosas no tienen por qué cambiar con la llegada de Luciana, ella no debe afectar lo que tenemos
— ¿Luciana? ¿la nombraste como tú? ¡a este paso en dos días te olvidarás de mí, ya no quiero seguir hablando contigo, nunca debí encontrarte, mejor hubiera sido que mamá se casara con él CEO Maldonado y no contigo! el niño dejó ahí parado al CEO, volvió adentro con sus abuelos y su madre, ellos no lo vieron bien, Angelo, lo abrazó mientras que el niño lloraba
— ¿Qué te sucede pequeño Lucien? ¿por qué estás así?
— Abuelo, llévame a casa, no quiero estar más aquí, envíame con el chófer, ya no quiero vivir con papá, ya no quiero ser su aprendiz, nunca debí encontrarlo — el pequeño Lucien, estaba dolido, pensaba que su padre no lo quería tanto como decía, que lo había reemplazado
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