Thalía Kontos.
La presencia de Anthony vino a empañar los momentos de sosiego que había estado pasando con Zachary, dirigí mi vista hacia él con preocupación, porque temía que terminara malinterpretando todo y pensando que yo era una mala persona.
—Yo… ya no tengo… nada contigo —dije con voz suave aunque temblorosa.
—¿Acaso no eres mi esposa aún? —inquirió sacudiéndome con fuerza.
—A mí no me importa que sea o no tu esposa, te dije que la soltaras y si no lo haces en los próximos diez segundos, vas a tener que buscarte a un odontólogo para que te realice implantes dentales, porque te voy a tumbar los dientes delanteros —declaró con firmeza.
Los dos hombres se miraron fijamente, parecía que era cuestión de segundos para irse de las manos, pero cuando Anthony vio la determinación en el rostro de Zachary, me soltó.
—¿Quién eres tú? ¿Qué relación tiene con ella? —le preguntó Anthony con curiosidad.
Él mantuvo su mirada firme en Anthony, mientras se acercaba lentamente, era más alto y con más músculos, al punto que este se sintió intimidado y retrocedió con una expresión de temor en su rostro, al mismo tiempo que Zachary respondió a su pregunta con calma, aunque con un deje de advertencia.
—Soy tu sustituto… el hombre que va a borrar de ella no solo las huellas de tus manos en su cuerpo, sino también las cicatrices que le dejaste en el alma.
Anthony se quedó momentáneamente sin palabras, seguramente sorprendido por la seguridad y valentía de Zachary. Sin embargo, al parecer no estaba dispuesto a rendirse fácilmente. Se aclaró la garganta y cruzó los brazos, tratando de recuperar su compostura.
—No sé quién demonios te crees, pero nadie puede reemplazarme en la vida de Thalía. Y si crees que ella se irá contigo, estás muy equivocado, basta con que yo mueva un dedo y ella estará de vuelta en mi vida y a mi lado —dijo Anthony, refiriéndose a mí como si yo no estuviera presente.
Zachary respondió con una sonrisa segura y un brillo desafiante en sus ojos.
—Yo solo necesito que esté a salvo y feliz, algo que claramente tú nunca has podido proporcionarle.
La tensión en la habitación era palpable, y yo me sentía atrapada en medio de esa situación, temía que todo se tornara violento, pero al mismo tiempo, una parte de mí deseaba que Zachary lo pusiera en su lugar.
Anthony fulminó a Zachary con la mirada, evidentemente furioso, se dio cuenta de que la situación no estaba a su favor. Me miró una vez más antes de dar un paso atrás y finalmente se alejó, no sin antes lanzarle una mirada llena de amenazas.
Cuando lo vi marcharse, exhalé aliviada. Zachary me rodeó con sus brazos, tratando de consolarme.
—Estás a salvo ahora. No voy a permitir que nadie te haga daño, Thalía.
Me acomodé en su abrazo, sintiendo una mezcla de emociones. Aunque Zachary había demostrado ser un protector, no podía evitar lidiar con el dolor y la confusión que Anthony me dejaba cada vez que aparecía en su vida.
—Gracias… Zachary… no sé qué habría… hecho si no… hubieras estado aquí.
Él acarició mi cabello con cariño.
—No debes temer a nada, estoy aquí para protegerte, mientras estés conmigo no tienes que enfrentarte a nada solo.
Sonreí con alivio al encontrarme un verdadero amigo y protector en Zachary. A pesar de haberlo conocido hace pocas horas, sentía con él una conexión especial que ninguno de los dos podía negar.
Me senté a comer en silencio, ninguno de los dos dijimos nada por varios minutos, pero yo sabía que necesitaba hablar con Zachary sobre mi pasado, sobre Anthony y las cicatrices que aún llevaba consigo.
—Zachary… necesito contarte sobre… mi pasado, sobre… mi relación con Anthony… y todo lo que he… vivido. Quiero que… sepas quién soy… realmente.
Él me miró con atención y asintió.
—Si quieres contarme, estoy dispuesto a escucharte. Puedes decirme todo lo que necesitas, solo si estás lista.
Tomé una profunda bocanada de aire y comencé a compartir mis experiencias, mis miedos, mis sueños y esperanzas, mientras las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos.
—Si no es por mi padre… no me habría gustado, seguir viviendo… si lo hago es solo… porque no quiero… causarle daño.
—Escúchame bien, nadie, ningún hombre, ninguna persona, merece tu vida, ni tu autoestima, ni que te des por vencida… lo importante de las caídas no son los golpes, sino las levantadas, debes aprender a hacerlo cada vez que caes.
La complicidad entre nosotros crecía a medida que hablábamos, y yo sentía que a pesar de mi doloroso pasado, había encontrado a alguien en quien podía confiar.
—¿Qué te parece si te invito al cine? —me preguntó Zachary, y yo lo vi con una mezcla de sorpresa y desconcierto en mis ojos.
—¿Al cine? Hace tanto tiempo que no voy... suena bien.
Zachary sonrió con amabilidad.
—Entonces será una cita al cine. Prometo que te distraerás de tus preocupaciones, al menos por un rato.
Acepté su oferta con una sonrisa sincera, agradecida por su apoyo y por la nueva perspectiva que estaba brindando a mi vida. Después de lo que había pasado con Anthony, pensé que no estaría lista para dejar el pasado, pero Zachary, me estaba mostrando algo diferente.
En el cine, Zachary y yo compartimos palomitas y risas mientras disfrutábamos de una película cómica. Era un alivio estar lejos de las sombras del pasado y simplemente disfrutar del presente. Zachary tenía un sentido del humor contagioso, y su compañía era refrescante.
Después de la película, caminamos juntos hacia el auto, aun sonriendo por las ocurrencias de la película. Mientras nos dirigíamos de regreso a casa, me di cuenta de que había una tranquilidad en mi corazón que no había sentido en mucho tiempo. La noche estaba estrellada y serena, como si el universo mismo estuviera celebrando nuestra nueva conexión.
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