Casado dela noche a la mañana romance Capítulo 230

Vivian no podía dejar de comprobar su aspecto a través del espejo al encontrarse rara. Siempre había preferido vestir de manera informal, ya que priorizaba la comodidad sobre su aspecto. En ese momento, llevaba todo tipo de prendas de diseñador. Empezó a tambalearse debido al par de tacones que se había puesto. Al final, le preguntó a Finnick:

—¿Estás seguro de que es necesario que me ponga un traje tan llamativo?

—¡Por supuesto! —Finnick respondió con una sonrisa.

«Bien. Como es lo que quiere mi marido, supongo que lo aceptaré».

Finnick nunca permitiría que su mujer tomara el transporte público para ir al trabajo después de haberse esforzado tanto por arreglarla. Por lo tanto, ordenó a Noah que la dejara en su lugar de trabajo y consiguió que otro conductor lo llevara al lugar de la rueda de prensa.

En el momento en que Vivian entró en el edificio de oficinas, su presencia captó la atención de los hombres presentes. Bajó la mirada de inmediato y entró corriendo en el ascensor.

La persona encargada del ascensor escudriñó a Vivian de arriba a abajo. Sintiéndose incómoda, a Vivian le empezaron a sudar las palmas de las manos, ya que nunca antes había atraído la atención de los demás. De hecho, era la primera vez desde que empezó a trabajar en este edificio de oficinas que se convertía sin querer en el centro de atención. Se arrepintió de haber seguido las instrucciones de Finnick, ya que era imposible que se pusiera otra ropa. Como no podía hacer nada al respecto, se armó de valor y se dirigió a la empresa.

Sarah, Jenny y Ken estaban tan ocupados como abejas porque tenían que preparar todo antes de dirigirse al lugar de la conferencia de prensa. En el momento en que Sarah vio a una mujer de aspecto noble que entraba en su despacho, se apresuró a saludar:

—Hola, ¿en qué puedo ayudarle?

—¡Sarah, soy yo! Soy Vivian —Vivian bajó la cabeza y susurró porque estaba segura de que su colega la había confundido con un cliente.

—¡Oh, Dios mío! —Sarah chilló de forma involuntaria.

Todos se volvieron en cuanto notaron el alboroto. Miraron en dirección a Vivian y Sarah y pensaron que Sarah se había encontrado con un ladrón.

—¿Vivian? ¿Eres en verdad tú? —Sarah se quedó mirando a Vivian con asombro.

—¡Oh, Dios! ¡Eres tú!

—¡Vivian! ¡Estás impresionante!

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