Su voz sonó más fría que el hielo cuando habló.
Vivian no se volvió.
—¿Qué pasa, jefe de redacción?
—¿No me debes una explicación? —preguntó Fabian, esta vez más fuerte.
«Debió levantarse y caminar hacia mí...»
—¿Qué explicación?
—Todo. Por ejemplo, ¿por qué desapareciste de Ciudad Q de repente? —Le preguntó. Podía sentir su cálido aliento en su cuello, y eso la hizo temblar—. También, ¿cuál es tu relación con el tío Finnick?
El cuerpo de Vivian tembló con violencia. Se giró para contemplar su fría mirada.
—C-Cómo supiste de...
«¿Se enteró de nuestro matrimonio? ¿Le habló Finnick de ello?»
A Vivian le entró el pánico de repente. Su matrimonio había sido una unión legítima, pero aun así se sentía indecisa de hablar con Fabian sobre ello.
«Finnick es su tío, y Fabian es mi primer amor».
—¿Cómo me enteré de... qué? ¿Tu relación con mi tío? —Se burló Fabian mientras se acercaba a ella—. ¡Claro que lo sé! Además, ¿no estás casada? ¿No sabías que mi tío también está casado?
El pánico de Vivian se convirtió en confusión en cuanto escuchó eso.
«¿Qué demonios está tratando de decir?»
—¡Habla conmigo, Vivian William! —gritó Fabian, enfadado por su obstinado silencio. La agarró por los hombros y la sacudió con violencia. —¡Vivian William! ¿Desde cuándo te has convertido en una infiel y rompehogares? Ya no eres la Vivian que yo conocí.
En ese momento, todo se volvió muy claro para Vivian.
«Él no sabe de nuestro matrimonio... De hecho, ¡capaz piense que Finnick es mi sugar-daddy!»
Vivian pudo sentir que su corazón, ya frío como una piedra, se congelaba en un cubo de hielo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Casado sin más