Resumo de Capítulo 10 – Uma virada em Cásate conmigo de nuevo de Internet
Capítulo 10 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de Cásate conmigo de nuevo, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Segunda oportunidad, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
Cuando Jenna Murphy cayó al suelo, las miradas de desprecio de la gente hicieron que un escalofrío recorriera su cuerpo. De pronto percibió un dolor intenso en la palma de su mano y la sangre comenzó a fluir. Sabía que lo que tenía clavado era un cristal roto de la copa de vino.
Pero, estaba tan aturdida que tardó en darse cuenta que sentía el dolor.
Su rostro estaba tan pálido como la nieve, y la sonrisa forzada en su rostro se empezó a tensar. Por suerte, las luces de neón intermitentes no eran muy brillantes en esa noche iluminada por la luna, por lo que el dolor que sentía y se reflejaba en su rostro, no lo podían notar los demás.
Ella fue la que se lo buscó. Así que, ¡merecía ser humillada!
Era su culpa por ser tan entrometida. Minnie Murphy tenía razón, ¿quién le dio a alguien tan patético como ella el derecho a meterse en los asuntos de los demás?
Las lágrimas aparecieron en los ojos de Jenna mientras apretaba los dientes con fuerza. Bajo la mirada curiosa de todos los empleados de la Corporación Richards, se puso de pie y actuaba como si nada hubiera pasado.
Mientras tanto Hansen Richards apareció de repente por la entrada de la azotea. Había algo indescifrable en sus ojos mientras observaba con aparente despreocupación desde el exterior.
Todo el mundo estaba mirando la dramática escena, ¡y nadie se dio cuenta de que Hansen había llegado!
No fue hasta que Jenna se levantó y se dirigió a la puerta atravesando la multitud, que estas personas vieron a Hansen de pie en la entrada.
Ella caminaba lenta y débilmente mientras cerraba con fuerza sus labios rojos.
El cuerpo de Hansen era como un enorme muro de hierro que le bloqueaba la salida. La fragancia única de cítricos se mezclaba con el leve olor a tabaco, desprendían de su cuerpo. A pesar de la combinación de perfumes intensos en el aire, su olor especial y agradable llegó de golpe a la nariz de Jenna.
¡Ella se dio cuenta de inmediato de que Hansen estaba allí!
Su corazón se entristeció.
De seguro había visto lo que acababa de pasar y pensaría que era una tonta. De hecho, podría haber sido él quien hizo que Aria Mcadams se acercara y la humillara. ¿No era exactamente lo que él quería?
Sintió una fuerte presión en la parte superior de su cabeza. De pronto todo frente a ella se balanceaba y su cuerpo estaba a punto de caer.
"Ya llegaste, Hansen." Los ojos oscuros de Aria brillaron al instante cuando lo vio. Sin perder el tiempo, corrió hacia donde él estaba y lo abrazó.
"¿Qué pasó? ¿Por qué están todos así?". Pregunto fríamente Hansen mientras recorría la escena con sus ojos intimidantes. Llevaba una camiseta costosa de color blanco y pantalones cortos de color negro, y su cabello estaba peinado hacia un lado. La ropa informal le quedaba muy bien a su cuerpo alto y bien proporcionado.
Sin embargo, todavía había una sonrisa fría en su rostro. Su mente estaba tranquila, y no dijo ni una palabra. Ella simplemente lo miró a los ojos sin emoción.
Durante los últimos días, se había sentido muy cansada, aparte, no había dormido bien ni una sola noche. Ella estaba sufriendo y se sentía miserable incluso en sus sueños.
Ni siquiera se molestó en refutar las calumnias de Minnie. Obviamente, Hansen no lo había visto todo, pero de todos modos nunca hubiera creído en ella.
Era inútil dar una explicación.
No le importó la humillación,de la que sí estaba muy decepcionada era de Minne. Pero bueno, ¡ya nada importaba,y menos lo que Hansen pensara de ella!
Era obvio que Aria le había indicado claramente a Minnie que actuara así. Cuando se puso de pie y miró de reojo, el rostro de Aria estaba lleno de sonrisa de satisfacción. ¡Estaba tan cansada!
La sangre goteaba lentamente entre sus dedos y los ojos oscuros de Jenna mostraban un sentimiento de frío inmenso. A nadie le importaba su herida. Hansen la miraba insensiblemente y con desprecio.
"No esperaba que una diseñadora de primer nivel mundial fuera tan intolerante y vulgar. ¡Qué vergüenza!". La voz gélida de Hansen hizo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo de Jenna. Era como una flor frágil destruida por el viento y la nieve, que se desmoronaría en cualquier instante.
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