Cásate conmigo de nuevo romance Capítulo 12

Cásate conmigo de nuevo Capítulo 12

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La figura descomunal de Hansen bloqueaba la salida como si fuera un muro de piedra. Su rostro estaba lívido mientras los encaraba con arrogancia y agresividad. Además, su cuerpo estaba erguido con el rostro tenso pero aún así resultaba muy atractivo, y el ceño fruncido denotaba que estaba furioso.

El lugar se paralizó una vez más, nadie se atrevía a moverse.

Mientras tanto, la mirada fría de Hansen disparaba destellos de furia que se dirigían a la mano de Rayan Whalen y que amenazaban con hacerla pedazos porque estaba rodeando el brazo a Jenna.

Rayan le sonrió fríamente mientras su mirada tierna cambiaba gradualmente hasta adquirir un toque de malicia.

De pronto, dos hombres poderosos y enemigos acérrimos se encontraban frente a frente, lo que podría desencadenar algo muy peligroso, dadas las circunstancias.

Un escalofrío recorrió la espalda de Jenna. Hansen y Rayan eran ya enemigos declarados en lo que a negocios se refiere. Pero era una pésima idea que se enfrentaran en ese lugar por ella.

Ella no quería ser la burla de los presentes por lo ocurrido momentos antes, pero sobre todo tenía mucho miedo de que los eventos de esa noche aparecieran al siguiente día en los titulares de las noticias de Ciudad A, o incluso en las noticias a nivel mundial.

Hizo todo lo posible por liberarse de los brazos de Rayan. Por alguna razón, inconscientemente, su prioridad en ese momento era no avergonzar a Hansen.

Rayan era un hombre aristocrático hasta los huesos. Se encontraba con personas que lo adulaban a dondequiera que iba. Era una figura tan poderosa e influyente que no temía a Hansen, a pesar de que éste tenía toda Ciudad A bajo su control.

No importaba cuánto poder tuviera Hansen, pues se limitaba solo a Ciudad A, mientras que Rayan se había instalado en un poderoso país extranjero desde hacía mucho tiempo. A decir verdad, nadie saldría ganando si Hansen desafiaba la autoridad de Rayan.

Jenna siempre se había esforzado por mantener un perfil bajo y no quería que sucediera nada desafortunado que llamara más la atención sobre ella. Todo lo que quería hacer era calmar los ánimos y salir de allí lo antes posible.

Hansen se acercó a ella sin mostrar ninguna emoción en su rostro. Miró con arrogancia a Rayan y extendió su brazo para envolver de manera agresiva a Jenna. Tomó su mano y la sostuvo entre la suya, frotándola sin preocuparse de la herida que ella tenía.

Le estaba declarando deliberadamente a Rayan que Jenna era de su propiedad. Le estaba mostrando a Rayan que podía poseer sin miramientos e incluso jugar con lo que él más amaba, mientras que Rayan no podía hacer nada más que quedarse quieto y observar.

Esa fue una ventaja.

El rostro de Rayan se ensombreció, pero su expresión era tan apacible como un océano tranquilo sin olas. Se mantuvo sereno mientras le decía: "No olvides, Hansen Richards, que ustedes están divorciados".

Sus palabras fueron sencillas pero tuvieron un gran impacto, e hicieron que el cuerpo de Hansen se tensara. El brillo feroz en sus ojos apareció y quería fulminar a Rayan con la mirada. Estaba tan furioso que intentó hablar pero no pudo articular ni una sola palabra.

"Por favor, hazte a un lado. Voy a llevar a Jen al hospital y no tienes ningún derecho a detenerme". El tono de Rayan era indiferente, pero sus gestos eran muy imponentes. "Un hombre incapaz de juzgar una situación no merece una mujer tan pura y noble como ella".

Los músculos de la cara de Hansen se tensaron y apretó con fuerza la mano de Jenna, lo que la hizo gemir de dolor. Las venas de su frente palpitaron cuando dijo con frialdad: "No necesito la ayuda de un extraño para ocuparme de la lesión de uno de mis empleados".

El corazón de Jenna se entristeció cuando escuchó esas palabras. Para él, ella no era más que una simple empleada. La estaba ayudando, no porque le importara, sino para proteger la imagen de la empresa.

El rostro de Rayan se ensombrecía más mientras miraba a la cara dolorosa y pálida de Jenna. En este momento, observó que Jenna lo miraba como un pobre conejito pidiendo compasión. Su expresión de tristeza hizo que su corazón vibrara, y la ira creciente en su pecho se fue apagando lentamente.

¡No soportaba verla sufrir! Y en ese momento ella en realidad la estaba pasando mal, y

le estaba rogando que no se enfrentara a Hansen en ese lugar. Era obvio que ella conocía muy bien el carácter de Hansen.

La expresión de Rayan se relajó gradualmente y una pizca de ternura se apoderó de su corazón. Esta mujer nunca se había mostrado débil delante de él y mucho menos se había atrevido a pedirle ayuda aunque estuviera sufriendo demasiado. Probablemente solo lo estaba haciendo por el bien de Hansen.

En ese momento, él recordó que se había enterado de la trágica muerte del padre de Jenna cuando llegó a Ciudad A. Rayan lo lamentó mucho y había sentido un gran respeto y simpatía por ella.

Él podía comprender su mirada y cada uno de sus movimientos. Siempre percibía y comprendía todo lo que relacionado con ella y lo guardaba en su corazón.

Ya que ella le rogaba, ¡lo único que podía hacer era protegerla y salvarla de la vergüenza!

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