Resumo de Capítulo 39 – Capítulo essencial de Cásate conmigo de nuevo por Internet
O capítulo Capítulo 39 é um dos momentos mais intensos da obra Cásate conmigo de nuevo, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero Segunda oportunidad, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
"Sr. Richards, la paciente ha perdido demasiada sangre y su cuerpo está débil. Necesita una transfusión de sangre de manera urgente". El Dr. Brooks estaba confundido, veía fijamente a Hansen, cuyos ojos estaban enrojecidos y su rostro estaba distorsionado por el dolor.
Se había extendido el rumor de que Hansen estaba rodeado de innumerables mujeres hermosas y que pronto se casaría con Aria Mcadams, la gran belleza de Ciudad A. En días anteriores, los reporteros lo fotografiaron cenando con los padres de Aria y hablando de la boda. Sin embargo, la escena frente a él era muy diferente a los rumores que se habían difundido, pues los ojos de Hansen estaban fijos en la mujer débil que reposaba en la cama del hospital, y parecía que su corazón estaba lleno de dolor.
¿Por qué estaba tan preocupado por ella? ¿Sería porque le salvó la vida? ¿O realmente seguía amando a su ex esposa?
Aunque el Dr. Brooks se sorprendió, no se atrevió a hacer conjeturas. Después de todo, eran asuntos personales de Hansen.
Los asuntos personales de la gente de éxito solían ser misteriosos y complicados. Como médico, no debería meterse en esto.
Sin embargo, él podía darse cuenta que la mujer que yacía en la cama del hospital era muy importante para Hansen.
"¡Haga la transfusión! ¡Use mi sangre!". Hansen gritó y se arremangó la camisa.
"Eso no es posible", dijo tranquilamente el Dr. Brooks, "Hay una regla en el hospital establece que toda la sangre debe tomarse del banco de sangre, no directamente de alguien. En este caso los miembros de su familia deben de ser notificados de que ella necesita una transfusión de sangre". Después de decir esto, rápidamente ordenó a la enfermera que tomará la muestra de sangre.
Hansen se sentó decepcionado. Sus manos estaban enredadas en su espeso cabello, y el dolor en su corazón se propagó al instante por todo su cuerpo.
Si algo le sucediera, ¿se sentiría a gusto por el resto de su vida?
Prometió que se llevaría bien con ella. ¿Por qué seguían peleando?
Ahora comprendía la causa del dolor en su corazón. Aunque no quería admitirlo, no tuvo más remedio que hacerlo.
¡Estaba preocupado por ella! Mientras tanto,
Jenna estaba recibiendo una transfusión de sangre. El médico también le dió una inyección para la fiebre.
Enseguida, el color rojo en la cara de Jenna se desvaneció y apareció un extraño color pálido, que era aterrador.
Hansen se sentó frente a la cama mirando su carita delgada y le estaba acariciando su mano.
No le quitó el ojo de encima, incluso, se olvidó de comer.
Estaba allí sentado, aturdido. Después de un tiempo, se quedó dormido frente a su cama.
Se despertó cuando escuchó unos quejidos muy débiles.
Levantó la cabeza.
Jenna miraba fijamente al techo con los ojos bien abiertos y las cejas fruncidas. Quizás debido al dolor, apretó los dientes y se quejó débilmente.
"Ya despertaste",le preguntó Hansen sorprendido.
Jenna se volteó para mirarlo fijamente.
Parecía que estaba recordando algo, pero al mismo tiempo, era como si quisiera ver a través de su corazón.
Hansen de repente sintió un pánico inexplicable y no se atrevió a mirar directamente a los ojos brillantes. Ella lo miró distraídamente. Sus ojos claros parecían invitarlo a enamorarse, lo que lo hacía sentir una culpa inexplicable.
Al cabo de un rato, la luz en sus ojos se fue extinguiendo, y la frialdad envolvió sus ojos.
Ella volteó la cabeza al lado opuesto porque ya no deseaba verlo más.
Hansen sabía que ella ya se había recuperado del trauma y recordaba lo que había sucedido en la mañana, así como la crueldad con la que la había tratado.
Como consecuencia, ella lo odiaba.
Hansen no se enojó.
Tomó la costosa sopa de langosta con verduras de la mesita de noche, que él había mandado pedir a un restaurante y levantó un poco a Jenna con delicadeza. Le sostuvo la cabeza suavemente y le susurró al oído: "Estás débil. Toma un poco de sopa, te ayudará a recuperarte".
Los ojos de Jenna estaban fríos y parecía una muñeca de madera. Ella ni siquiera lo miró, y mucho menos le respondió.
Hansen sonreía ligeramente.
La sostuvo en sus brazos y le habló al oído, "¿Quieres comerla tú sola o quieres que yo te dé de comer?".
A Jenna le punzaron los oídos. Volteó a verlo y le dijo fríamente: "Lárgate de aquí. Quiero descansar. No quiero que finjas ser amable conmigo".
En poco tiempo, el Dr. Brooks y las enfermeras vinieron y se ocuparon con Jenna por un largo tiempo.
"Sr. Richards, la paciente ahora está débil. Por favor, no altere a la paciente. Sería malo para su recuperación", el Dr. Brooks llevó a Hansen a un lado y susurró, pero la emoción en sus ojos no era evidente.
Hansen estaba aturdido, y un rastro de vergüenza brilló en sus ojos, por lo que maldijo amargamente, "maldita mujer".
Después de escuchar las palabras de Hansen, el Dr. Brooks se precipitó al lado de Jenna y la miró nerviosamente. No pudo evitar negar con la cabeza.
Después de confirmar que estaba bien, Hansen se sentó frente a la cama, abrió un termo humeante y ordenó agresivamente: "Toma un poco de avena".
Jenna cerró los ojos como si se hubiera quedado dormida.
Hansen se inclinó y la miró fijamente. El rubor de su rostro no se había desvanecido por completo. Tenía los ojos bien cerrados, pero sus largas pestañas temblaban levemente. No parecía que estuviera dormida. No pudo evitar reír en su interior.
"Deja de fingir que estás dormida. Te vigilaré estos próximos días. A partir de ahora, debes seguir mis órdenes. Vas a terminar toda la comida y cooperarás con el médico. Quiero que te mejores lo antes posible", le susurró en su oído en un tono autoritario.
Después de decir eso, la examinó de arriba a abajo. Ella mantuvo los ojos cerrados y lo ignoró. Estaba un poco molesto y dijo: "No seas ingrata. Eres la única mujer en el mundo de la que me he ocupado personalmente. No te hagas la disimulada, mi paciencia es limitada".
Era tan arrogante y autoritario, y se comportaba como si fuera un gran privilegio que él fuera la persona que cuidara de ella.
"Entonces te pediré que te vayas. No necesito tu cuidado. Fue bajo mi responsabilidad que te salvé. No me debes nada". Jenna cerró los ojos. Su voz era débil pero firme.
"Tú ..." Hansen casi se levantó de un salto por sus palabras. La ira reprimida en su corazón se encendió de nuevo. Quería enfurecerse, pero cuando vio a Jenna acostada débilmente en la cama, se tragó la ira.
"Jenna, ¿por qué eres tan necia? Las mujeres deberían ser amables, ¿no?". Reprimió su ira, se aclaró la voz y dijo con dificultad: "He pensado durante estos días, que no importa qué tipo de conflicto tuvimos en el pasado, deberíamos dejarlo pasar y hablar pacíficamente. Incluso aunque ya no seamos una pareja, podríamos ser amigos. ¿Por qué tenemos que ser enemigos? He decidido que no importa lo que hayas hecho o el daño que me hayas causado a mí o a mi padre, olvidaré todo esto. Después de todo, somos aún jóvenes, y tenemos un largo camino por delante. No te preocupes, mientras te quedes en la empresa, te compensaré bien. Si decides irte, no te obligaré a quedarte. Sin embargo, tienes que cumplir el contrato. Al igual que cualquier otro empleado, el contrato es por un año. Es el reglamento de la empresa".
La mirada de Hansen era profunda y su tono era amable y tranquilo.
Él estaba cansado. Desde que ella había vuelto a su vida, todo era un desastre. Realmente necesitaba calmarse.
Se advirtió a sí mismo que no la provocara. Esta mujer ya había afectado su vida y él se iba a casar con Aria. Deberían llevar sus vidas separadas, pero él no podía controlarse y quería involucrarse en los asuntos de ella.
De hecho, él mismo no podía entender qué estaba pasando.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Cásate conmigo de nuevo