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Senha: Cásate conmigo de nuevo Capítulo 6
"Señorita, esta es la primera vez que el Sr. Richards elige una oficina para un empleado". Perrie habló con una voz suave y encantadora, luego le hizo un gesto cortés para que se retirara. "El Sr. Richards la invitó a su oficina para discutir algunos asuntos comerciales, así como su contrato".
Perrie le transmitió la razón por la que estaba allí, y luego salió con cortesía de la oficina.
¿Mi contrato? La cara de Jenna Murphy estaba tan fría como el hielo, no tenía ninguna intención de firmar en la Corporación Richards. Ella pensaba quedarse allí unos tres meses y cuando tuviera lo que quería, no le tomaría ni tres meses despedirse de Ciudad A y de la Corporación Richards para siempre; luego podría establecerse en Marcoland con su madre.
Al reflexionar acerca de establecerse en otro país, Jenna sintió de repente una rara punzada de dolor en el corazón, frunció suavemente sus delicadas cejas y dejó escapar un suspiro largo y frío; luego se calmó y se dirigió a la oficina de Hansen Richards.
Su despacho estaba en el costado derecho y ocupaba la mitad del área del piso 88.
Cuando Jenna apareció de nuevo en la recepción, los ojos de la secretaria estaban llenos de asombro y confusión.
La mujer frente a ella era hermosa y refinada, su elegancia se evidenciaba a través de sus movimientos gráciles, pero a la vez espontáneos, aun así era un poco distante, contrastando con lo fogosa y sexy que era Aria McAdams. A juzgar por las mujeres que lo acompañaban a menudo en los últimos años, parecía que El Sr. Richards estaba más interesado en las reinas de hielo como ella.
Rápidamente tomó el teléfono.
Jenna se acercó tranquilamente.
La majestuosa y ostentosa puerta de la oficina de color carmesí oscuro estaba entreabierta.
Jenna respiró hondo y levantó su pequeña mano.
"Entre, por favor." Una voz de barítono profunda y atractiva habló desde el interior.
A diferencia de la última vez, un aroma agradable y tenue la recibió tan pronto como abrió la puerta, era el inconfundible olor de las flores recién cortadas. Había varios ramos de flores de colores vibrantes en la mesa de café en la esquina, eran hermosos, fascinantes y balsámicos.
Hansen estaba sentado frente a su escritorio, concentrado en algunos documentos que tenía en las manos. Su hermoso y abundante cabello negro estaba peinado hacia atrás, y sus rasgos faciales afilados eran absolutamente impecables se mostraba regio y aristocrático.
Un hombre como él era comouna estrella deslumbrante en el cielo, siempre se convertiría en el centro de atención sin importar dónde o cómo llegara.
Estaba examinando cuidadosamente los documentos, de vez en cuando fruncía ligeramente sus cejas oscuras y vistosas, y sus labios finos y rojos se comprimían en una hermosa línea. Jenna nunca lo había visto mientras estaba trabajando. Sin duda, Hansen parecía aún más maduro y atractivo cuando estaba así.
Jenna se quedó atónita por un momento, no contaba con que su corazón todavía latiera cuando lo contempló. Maldita sea, ¿cómo podría sentirse todavía de esta manera? Ya no tenían nada que ver el uno con el otro.
Suspiró y negó con la cabeza, acto seguido entró con paso ligero y expresión indiferente.
Hansen, que estaba absorto en los documentos, levantó su hermoso rostro justo a tiempo. Era un profesional de muchos años que sabía mantenerse alerta.
"¿Tú? ¿Por qué estás aquí?" Sus ojos se abrieron al instante, y sus labios bonitos y finos se abrieron en una conmoción indescriptible.
El traje de negocios de color blanco plateado hacía que el lindo rostro de Jenna pareciera un poco pálido, pero también le daba un toque seductor.
"Tiene buena memoria, Sr. Richards. Me invitaste a venir, sin embargo me preguntas quién soy; al parecer no soy bienvenida, me despido". Hubo un brillo sarcástico en los ojos alegres de Jenna mientras se encogía de hombros y hacía un gesto de resignación, se giró para irse.
"Espere". Hansen recuperó el sentido y gruñó: "¿Tú eres la diseñadora?"
"¿Hay algo mal? ¿Por qué no puedo serlo?" Jenna se detuvo y se dio la vuelta de forma dramática, miró a Hansen, quien tenía una mirada perpleja, y preguntó en un tono desafiante.
¡Hansen se puso de pie, en estado de shock!
¿Cómo podía ser esto posible? Resultó que ¡La persona a la que quería contratar era en realidad ella! ¡No es de extrañar que ella fuera de Ciudad A! ¿Por qué nunca pensó en ella? ¡Esto era demasiado sorprendente! Hansen no le daba crédito a sus ojos.
Jenna miró fríamente su expresión de sorpresa y permaneció en silencio. Había fantaseado con este día innumerables veces, había soñado que él estaría sorprendido e impresionado por un auto que ella hubiera diseñado, pero ahora que el día finalmente había llegado, no se sentía feliz en absoluto. ¡Ni siquiera quería verlo frente a ella!
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