Cásate conmigo de nuevo romance Capítulo 810

—Sara, ¿qué estás haciendo? Lilian acababa de regresar del trabajo de la Oficina de las Naciones Unidas. Entró en la habitación de Sara con una amplia sonrisa plasmada en su rostro.

Sara estaba sentada en la cama, tejiendo meticulosamente un suéter con expresión seria. Levantó la cabeza al escuchar la voz de Lilian.

"Estoy tejiendo un suéter para el hijo de Jenna. Todavía no he tenido la oportunidad de ver a mi nietecito. Quiero volver a la Ciudad A", respondió Sara, pero no detuvo lo que estaba haciendo. Sus dedos eran ágiles mientras trabajaba furiosamente para terminar de tejer el suéter.

"Sara, ¿por qué tienes que tejer el suéter tú misma? Puedes comprar fácilmente un suéter en cualquier lugar". Lilian sintió que era demasiado dura consigo misma y no quería que se molestara con una simple bagatela. Al decir eso, preguntó: "¿El instructor te instó a completar tu entrenamiento hoy?"

Su tono era muy serio cuando hizo la pregunta.

Permanecer inmovilizado en una silla de ruedas durante mucho tiempo sin suficiente ejercicio era perjudicial para la salud de una persona. Por lo tanto, colocó una prótesis de extremidad en lo que quedaba de su extremidad y contrató a un instructor para que preparara una rutina de ejercicios para su condición.

No solo eso, sino que Lilian también invitó a algunos psicólogos para que vinieran y realizaran psicoterapia para ayudarla a superar sus demonios. Además, la acompañaba todo el tiempo y le hablaba de su vida. Ella describió la exasperación y las luchas que había enfrentado antes en la vida. Todos los días, se escabullía de las citas con los clientes para poder estar a su lado el mayor tiempo posible.

Gracias a sus esfuerzos, Sara comenzó a adoptar una perspectiva más positiva de la vida y se volvió más feliz a medida que pasaba el tiempo. Estaba a punto de recuperarse, pero su anhelo y preocupación por Jenna a menudo la hacían sentir agitada y retraída.

Inicialmente, esto era lo que más temía Lilian. Sin embargo, ahora que tenían noticias de Jenna, finalmente podía estar tranquila. El alivio se apoderó de ella y una sonrisa de placer nunca abandonó su rostro.

"Sara, no tejes más. Ven, déjame llevarte afuera a dar un paseo". La niñera le dijo a Lilian que Sara insistía en tejer durante horas todos los días y apenas tenía tiempo para hacer otra cosa. Su corazón se compadeció de ella cuando lo escuchó.

Sara sabía que no había lugar para objeciones. Solo pudo dejar el suéter en sus manos y decir: "Puedo caminar sola. No necesitas empujar la silla de ruedas".

Si no tuvo en cuenta su identidad, Lilian en realidad tenía más de setenta años. Había estado ayudando a empujar su silla de ruedas durante los últimos días. Para ser honesta, Sara sintió pena. Por lo tanto, ahora que su condición había mejorado, insistió en caminar sola.

"Está bien, te ayudaré entonces". El entusiasmo de Sara realmente animó a Lilian. Recordó los tiempos en que se acababa de mudar aquí. Sara rara vez sonreía y siempre quería volver a Ciudad A. Al principio, todavía le hablaba, pero una vez que supo de su relación, asumió un aire de indiferencia y no le prestó atención. Era fría y distante.

Lilian sabía que no podía obligarla a aceptarla. Por lo tanto, se tomó su tiempo para demostrar su sinceridad. Eventualmente, Sara había comenzado a aceptar su presencia. Aunque todavía no la llamaba 'mamá', ya había aceptado su identidad como su madre.

La seguridad era estricta fuera de la villa. Muchos policías vestidos informalmente estaban a la vista. Los agentes internacionales se pusieron de pie mientras custodiaban la premisa, emitiendo un aura formidable.

Lilian sostuvo a Sara con cuidado mientras se apoyaba en su bastón. Estaban envueltos en la belleza del sol que se ponía en el horizonte. El tono naranja dorado se extendía a lo largo y ancho. Era del color del fuego de las chimeneas y de las mandarinas.

"Sara, Jenna regresará a Ciudad A desde Srirano la próxima semana. Si deseas regresar, te acompañaré". Lilian contempló la puesta de sol en el horizonte. Su voz era ligera y suave.

A medida que Sara se llevaba bien con Lilian, se dio cuenta de lo precioso que era el amor de su madre por ella y comenzó a apreciarlo. Ella apreciaba su relación.

De hecho, comenzó a aprender sobre sus luchas después de vivir con ella durante un año. Cuando había mucho que hacer, Lilian tenía que trabajar hasta altas horas de la noche a pesar de que ya tenía más de setenta años.

"Señora Lilian, está tan ocupada. Puede enviar a alguien para que me acompañe". Sara pensó por un momento antes de responder.

"Sara, ¿todavía te niegas a vivir conmigo?" Una ola de soledad se apoderó de Lilian cuando escuchó que Sara rechazó su oferta. Pareciendo bastante abatida, preguntó en voz baja.

Ambos compartían una especie de conexión.

Sara sintió de inmediato lo sola que se sentía Lilian. Lilian nunca se daba aires cuando estaba con ella. En cambio, siempre fue cautelosa con sus palabras, temerosa de tocar un nervio sensible.

Sara se detuvo. Su boca se abrió y se cerró, sin hacer un sonido. No sabía cómo responder.