Resumo de Capítulo 1046 – Capítulo essencial de Castigado por su amor por Internet
O capítulo Capítulo 1046 é um dos momentos mais intensos da obra Castigado por su amor, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero Romance, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
Sabrina llevaba diez años sin ver a su madre. A veces, ni siquiera podía recordar su voz y la expresión de su madre cuando sonreía por mucho que lo intentara.
Y algunas veces, la voz y la expresión de su madre aparecían claramente ante sus ojos.
Sabrina deseaba mucho retener ese momento.
Sin embargo, esos momentos solamente eran fugaces y lo que los reemplazaban seguían siendo los recuerdos confusos ante sus ojos.
Sabrina suspiró y se levantó de la cama.
Su cuerpo aún estaba débil, pero su espíritu estaba mucho mejor comparado al mal estado en el que estaba ayer.
Tras recuperar la compostura, lo primero en lo que pensó Sabrina fue en su hija, Aino.
Cuando pensó en cómo se veía su hija mientras la protegía con vehemencia, Sabrina apretó los dientes y lloró.
¡Tienes que ser fuerte!
Salió de la habitación, buscó un conjunto sencillo y profesional para ponerse y se fue a la habitación de la niña.
La niña no había dormido mucho la noche anterior, así que anoche se acostó muy temprano. Además, se había dormido profundamente acurrucada en su cama.
Cuando Sabrina despertó a Aino, lo primero que ésta hizo tras abrir los ojos fue levantar su manita y tocar la frente de Sabrina. Después de eso, asintió y murmuró para sí misma: "Sí, por fin se ha estabilizado y ya no tiene fiebre".
Sabrina sonrió y dijo: "Pequeña guerrera, mami te agradece por haberme cuidado".
Aino preguntó sorprendida: "¿Ya no estás triste, Mamá?".
Sabrina le mostró a Aino su puño y le dijo con gran firmeza: "¡Con mi hija protegiéndome, las dos seremos imparables y alejaremos a cualquier demonio o fantasma que se nos acerque!".
Aino afirmó: "¡Sí! ¡Soy la pequeña guerrera de mamá!".
"¡Levántate, cariño!". Sabrina escogió la ropa con un poco de estilo militar para Aino y la ayudó a ponérsela.
Cuando madre e hija salieron de la habitación, vieron a la Tía Lewis llevando el desayuno de la cocina al comedor.
¿Cómo podría soportar todo esto?
Por lo tanto, Sabrina, que tenía una crisis mental, ¡recapacitó al instante!
¡Tenía que ser fuerte!
Quería ser un ejemplo para su hija.
No podía derrumbarse, sin importar las dificultades con las que se topara.
No podía permitir que su hija corriera a protegerla así otra vez.
Sabrina le sonrió suavemente a la Tía Lewis. "Tía Lewis, una persona que no ha hecho nada malo no debe tener miedo de las sombras. Yo no he hecho nada malo. Tengo a mi esposo y a mi hija, y me mantengo sana por el bien de ellos y cada parte de mi cuerpo me pertenece solo a mi. Si no quiero darla, ¡nadie puede quitármelo!".
Los ojos de la Tía Lewis se iluminaron al instante como si hubiera entendido algo.
Sabrina continuó diciendo: "¿Qué ley establece que es ilegal no salvar a alguien si no es por voluntad propia? Por no hablar de que es usar el cuerpo de uno para salvar a otro. Deja que esos reporteros divulguen lo que quieran. Todavía tengo que enviar a Aino al jardín de infantes, y tengo que ir a trabajar aunque esos reporteros me bloqueen el paso en la garita".
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