Castigado por su amor romance Capítulo 1131

Los sollozos de Gloria provocaron que Sabrina, que estaba detrás de ella, también llorara.

Ella consoló a su madre desde atrás. “Mamá, no estés tan triste. La abuela se preocupó por ti toda su vida, y esperaba que pudieras vivir mejor durante el resto de tu vida. Tienes que levantarte, madre…”.

Sabrina siempre tuvo la impresión de que su madre era una mujer muy optimista.

Sabrina sabía que todo esto se lo había enseñado su difunta abuela; era obvio que su abuela había sido una persona impresionante y con muchos conocimientos.

Su madre había heredado ese mérito de ella.

Con las palabras de consuelo de Sabrina, su madre comenzó a secarse las lágrimas.

Ella miró a Sabrina y Sebastian con gratitud. “Sebastian, Sabbie, estoy agradecida de que los dos hayan venido conmigo a visitar a su abuela. Me siento muy contenta de que los dos hayan venido a verla hoy”.

Dejó escapar un suspiro y continuó: “No puedo quedarme en tu casa por mucho tiempo. Quiero regresar a la antigua casa de tu abuela para pasar el resto de los años que me quedan. Yo… Yo quiero aprender a ser como tu abuela, y ganar algo de dinero por mi misma, enseñando a los niños a tocar el piano. Me daría algo que hacer durante mi vejez. ¿Ustedes dos creen que eso estaría bien?”.

Cuando Sabrina escuchó esto, sus ojos se iluminaron. “¡Eso suena bien! ¡Te apoyaré!”.

Al decir esto, ellos inmediatamente se pusieron en marcha para empezar.

Marcus había cuidado muy bien de la antigua casa de Goldie, tal como había dicho.

Gloria tampoco era una anciana testaruda. Puede que no quisiera interactuar con su padre, pero no rechazaba a su sobrino Marcus.

Ella respondía alegremente cuando Marcus la llamaba tía.

Gracias a los esfuerzos de Marcus, Sabrina y Sebastian, en solo medio mes, Gloria logró mudarse al lugar donde solía vivir hace treinta años.

El pequeño lugar podía ser viejo, pero era tranquilo.

Además, estaba en el área urbana de la ciudad, por lo que era un lugar tranquilo entre todo el ruido.

Gracias a que Marcus la había remodelado, tenía un aspecto muy tradicional y era muy elegante.

Sabrina había conseguido tomarse medio mes libre gracias a sus increíbles contribuciones a la compañía, así como al hecho de que Marcus era el dueño de la misma. Así que, incluso después de medio mes de vacaciones, ella seguía siendo una empleada allí.

Al regresar al trabajo, el estado de ánimo de Sabrina había cambiado por completo.

Después de estar ocupada durante toda la mañana, Sabrina finalmente tuvo tiempo para comer con sus dos buenas amigas.

“Les hago saber a ustedes dos que mi madre me dijo que las invitara a comer a su casa este fin de semana. Ambas deben ir”, dijo Sabrina mientras comía.

“Sí, me enteré por Aino que tu madre es muy buena cocinando, ¡así que quiero ir! Ni siquiera comeré el día anterior para poder comer más ese día”. Yvonne asintió feliz.

Sabrina masticó su comida mientras sacaba su teléfono para hacer una llamada. “Llamaré a Jane y la invitaré también. Le pediré a mi madre que prepare algunos platillos que puedan ayudarla con la fertilidad”.

Mientras decía esto, marcó el número en el teléfono.

En el otro extremo, escuchó: “El número que ha marcado ya no está en servicio”.