Castigado por su amor romance Capítulo 1157

Él se arrepintió tanto de su elección de palabras que casi se mordió la lengua. Solo estaba hablando desde el punto de vista de la familia Poole y se olvidó de las relaciones entrelazadas entre los presentes. En ese momento, Ryan recordó rápidamente que la Tía Sabrina, Yvonne y Ruth eran las mejores amigas de su ‘tía temporal’.

Él admitió con un leve tartamudeo: “Esa… Esa mujer, ella… ella se estaba divirtiendo afuera”.

Sabrina le volvió a preguntar: “¿Está comprometida con tu tío?”.

“N…no”.

“¿Cuántos años llevan sin verse?”.

“Casi… casi diez años…”.

Sabrina no pudo evitarlo y resopló. “Entonces, ¿cómo es que esa mujer es tu tía legítima? ¡Respóndeme!”.

Las rodillas de Ryan se doblaron bajo toda la presión. “Tía… Tía Sabrina, todo es culpa mía. De ahora en adelante, estaré a cargo de encontrar a mi tía, a mi verdadera y legítima tía. Y yo me encargaré de vigilar a la tía que acaba de regresar a casa. ¿Yo… puedo pagar por mis pecados de esta manera, Tía Sabrina?”.

“¡Fuera!”.

“¡Oh, por supuesto, Señora!”. Ryan se dio la vuelta y salió por la puerta. Dos pasos después, se volvió de nuevo y miró a Sabrina con una expresión de dolor. “Tía… Tía Sabrina, esta es mi compañía. Yo soy quien paga tu salario…”.

“¡Fuera!”. Sabrina estaba a punto de explotar de ira.

“¡Ahora mismo, en este momento!”. Ryan salió corriendo inmediatamente. Él había planeado tener un almuerzo a la luz de las velas con Ruth esta tarde, pero ahora parecía que tenía que invitarla a salir en secreto.

Alex suspiró. “Siempre que la encuentre, me casaré con ella”.

Sabrina levantó las cejas. Ella nunca esperó esta respuesta. Nunca esperó que él dijera que se casaría con ella. Llevaban casi diez años juntos. Durante ese largo período de tiempo, él nunca había pensado en casarse con ella, ni siquiera estaba dispuesto a darle un hijo. ¿Y ahora decía que quería hacerlo?

El tono de Sabrina se suavizó en el acto. “Señor Poole, hace dos semanas, los pocos días en que mi vida estuvo en riesgo, me enteré por Sebastian que nos ayudaste mucho. En realidad, no quería regañarte. Es solo que la situación de Jane es… demasiado lamentable”.

Mientras hablaba, el teléfono de Sabrina sonó de repente. Ella lo levantó y vio un número desconocido. Después de dudar unos segundos, respondió: “Hola, ¿quién es?”.

La suave voz de Jane llegó desde el otro lado del teléfono. “Sabrina, ¿cómo estás? ¿Se ha resuelto tu problema?”.