Castigado por su amor romance Capítulo 1159

Jane reía penosamente. “Todo es gracias a que fui codiciosa, no debí haber codiciado su millón de dólares…”.

“¡Pero ella incluso te golpeó! ¿Y quería matarte?”.

Jane respondió: “Sí, si un amable hombre que vive en la montaña no me hubiera salvado, podría haber muerto en la cima de la montaña anoche”.

“¡Maldita sea, m*erda!”. De pronto, Sabrina maldijo con rabia.

Sin embargo, la risa de Jane sonaba aliviada. “Está bien Sabrina, estoy bastante bien ahora. Mi barriga está llena, y ya no tengo frío, es solo que no te he visto en dos semanas, y de repente me pregunté: ¿Cómo va el problema que estabas enfrentando? ¿Te metí en problemas por causar estragos en el hospital? ¿Cómo has estado?”.

“Estoy bien, Jane. El problema se ha resuelto, gracias por tu preocupación. ¿Dónde estás? ¿Debería ir a buscarte?”, le preguntó Sabrina con preocupación.

“No, no tienes que hacerlo, eh… El Señor Poole, ¿él… no ha pedido que pague mi deuda con él?”. Jane le preguntó de nuevo con nerviosismo.

En el momento en que las palabras salieron de su boca, una vez más, Alex le arrebató el teléfono de la mano a Sabrina. “Jane, ¿dónde estás? ¡Dímelo, e iré a buscarte ahora mismo! Escúchame, eres demasiado ingenua, no puedes sobrevivir ahí afuera, ¡regresa! ¡Regresa conmigo!”.

Jane parpadeó. “¿Qué…? ¿Qué dijiste?”.

“¡Regresa!”, le ordenó Alex. Realmente, no era una orden. Solo estaba ansioso, sentía como si su corazón estuviera en llamas.

Pero para los oídos de Jane, su tono se tradujo a una respuesta de miedo. Ella terminó la llamada en ese instante.

Sabrina tenía razón. Jane nunca la volvería a llamar. Hace dos semanas, cuando Alex la echó de la casa, la propia Sabrina se encontraba en un grave peligro. Y recordó que, en ese entonces, Alex la había reprendido por causar problemas en el hospital y, como resultado, el Viejo Amo Shaw se apoderó de la debilidad de Sabrina. Es por eso que en el momento en que ella se recuperó un poco, llamó inmediatamente a Sabrina para preguntarle sobre su situación. Ahora que sabía que Sabrina estaba bien, su sentimiento de culpa disminuyó considerablemente.

En cuanto a Alex, si no le debía nada más, no quería volver a verlo por el resto de su vida. Porque se sentía avergonzada, porque se sentía como si en realidad hubiera sido una invitada no deseada durante los años que vivió con él. Nunca volvería a ver a Alex, así sería por el resto de su vida.

No había señal en la montaña, Jane hizo esta llamada tomando prestado el teléfono de alguien. Después de devolver el teléfono a su dueño, Jane tropezó y regresó a la cabaña de piedra en medio del bosque, allí le dijo al hombre que la salvó: “Lo siento, Noah. No puedo quedarme más aquí, tengo que irme”.

El Honesto Noah preguntó: “¿A dónde vas?”.

“A algún lugar lejano. Cuanto más lejos, mejor”, respondió Jane.