Castigado por su amor romance Capítulo 1258

La expresión de Sebastian era helada, pero con el movimiento de sus manos instantáneamente colocó a la mujer debajo de él. Su aliento llegó al rostro de ella. “¡La orden que me dieron al mismo tiempo mi abuela y tu madre!”.

Antes de que Sabrina pudiera reaccionar, ya estaba presionada debajo del hombre.

“No, todavía tengo que trabajar mañana…”. Antes de que Sabrina pudiera terminar sus palabras, sus labios fueron bloqueados por los del hombre. Ya estaban en el punto de no retorno, así que ¿qué más podía hacer ella?

Al día siguiente, Sebastian se despertó muy temprano, pero Sabrina se sentía realmente miserable. Después de dos noches consecutivas con él, realmente sentía como si su marco se hubiera roto.

“¡Si no te sientes bien, tómate el día libre hoy!”, dijo Sebastian.

“¡No!”, refutó Sabrina inmediatamente. “Me he tomado suficiente tiempo libre recientemente. La gente de la compañía pensará que soy arrogante y mimada porque soy la prima de Marcus. ¡No voy a tomarme el día libre!”.

En todo momento, Sabrina también sabía la importancia del trabajo. Una mujer no podía estar sin su propio trabajo y su propio propósito. Además, cuando trabajaba, debía ser seria y no podía tener la más mínima desgana.

Se obligó a levantarse y al caminar se tambaleó un poco. Después de que ella terminó de lavarse y salió del dormitorio, Sebastian ya había terminado de desayunar. Antes de salir de la casa, le ordenó a Sabrina en un tono que no dejaba lugar a la negociación: “Hoy te dejó a Aino. Conduciré yo mismo a la compañía primero. Hoy es lunes, así que hay una reunión matutina en la compañía. Tómate tu tiempo para comer. Si llegas un poco tarde, que así sea. No puedes devorar tu comida. Sé buena y tómate la sopa de la receta secreta que te dio la abuela. ¡Solo entonces lleva a Aino y luego ve a trabajar!”.

Luego tomó su maletín, se cambió los zapatos y se fue.

Aino preguntó: “Mamá, ¿estás muy cansada?”.

Sabrina suspiró. “¡Es culpa de tu papá!”.

“¿Mamá? ¿Mamá?”. Aino la llamó de nuevo.

Sabrina salió de sus pensamientos. “¿Sí, cariño?”.

“¿Qué debo darle a Jennifer a cambio?”.

Sabrina sonrió. “Puedes darle cualquier regalo a tu buena amiga”.

“Mamá, quiero que le des un beso a Jennifer. De la misma manera que me besaste hace un momento, ¿está bien?”, preguntó Aino.