Castigado por su amor romance Capítulo 1291

A decir verdad, Sean, de dieciocho años, estaba muy molesto porque su familia organizó tal banquete para él. No quería elegir a ninguna mujer, ni quería ser elegido.

Porque era demasiado joven. Porque no quería un matrimonio político.

A los dieciocho años, quería disfrutar de su juventud algunos años más. Por eso estaba tan molesto.

A pesar de que había tantas chicas hermosas y elegantes presentes, no le gustaba ninguna de ellas. En cambio, aquella niña que respondía a cada oración de su tío con una pregunta lo intrigaba. Era linda y dulce, casi perfecta. Él también tenía una hermana menor, unos años mayor que esta niña, pero vivía en el extranjero.

“Tío, quiero ver cómo es Seany. ¿Dónde está?". La niña insistía en conocer al chico guapo.

"Aquí estoy". La suave voz de Sean se escuchó detrás de ellos.

Tanto Jennie como el Viejo Amo Shaw se dieron vuelta y vieron a Sean, alto y delgado, joven y guapo, usando un vestido muy elegante ajustado.

“Vaya… Sus piernas son hermosas”. Jennie solo podía ver sus piernas, y si levantaba la cabeza, podía ver su mandíbula.

Sean: "...".

“Quiero ver tu cara”, se quejó la niña.

En ese entonces, el Viejo Amo Shaw amaba mucho a la pequeña Jennie, por lo que se inclinó y la cargó sobre sus hombros. De esa manera, ella pudo ver claramente a Sean.

"Seany, eres realmente guapo".

Sean le pellizcó la nariz, luego extendió la mano para agarrar un algodón de azúcar y se lo entregó.

“Seany, ¿hay alguna chica que te guste?”.

Sean sacudió la cabeza. "No”.

Luego, él veía a la niña muy a menudo en la residencia de la familia Shaw. Cada vez que la veía, le compraba un regalo, tratándola como si fuera su propia hermana. Más tarde, Sean finalmente conoció a la mujer que amaba de verdad, Rose Quinton, y los dos se fueron juntos a estudiar en el extranjero. Luego regresaron a casa, se casaron y formaron su propia familia. Sean se hizo cargo del Grupo Ford.

Mientras tanto, Jennie creció y comenzó sus estudios. Ellos nunca se volvieron a encontrar.

Y en un abrir y cerrar de ojos, habían pasado cuarenta o cincuenta años.

Ahora, Sean ya tenía 60 años, mientras que Jennie tenía poco más de 50 años. Ninguno de los dos esperaba encontrarse nuevamente.

Además, Sean nunca imaginó que la niña de ese entonces aún conservaría su belleza; su figura tan voluptuosa como siempre, a pesar de que ya era una mujer de cincuenta años. Parecía una mujer glamorosa de unos cuarenta años.

Sean no podía evitar sentir algo de nostalgia que surgió en su pecho al encontrarse con una vieja amiga. “Jen, ¿qué les pasó a ustedes dos? Acabas de mencionar a Sabrina Scott... ¿Qué les hizo esa mujer?”.

Continuó: "¿Ella te hizo daño?".