Castigado por su amor romance Capítulo 1469

Jane no soltó el balde, sino que suplicó: “Mire, señora, puedo recogerlo. Por favor, solo déme una oportunidad. Necesito el dinero. Ochocientos al mes significaría mucho para mí”.

“…”. Alex observaba con dolor, sintiendo como si tuviera algo atorado en su garganta y en su corazón.

“Suéltalo, te llevaré adentro. Solo suelta el balde primero”, dijo la dueña.

Jane dejó el balde y miró a la dueña con alegría.

“Puedo darme cuenta que la vida no ha sido fácil para ti. Nuestro restaurante no suele aceptar empleadas embarazadas. Después de todo, no podemos permitirnos las consecuencias si chocas con algo y te lastimas. Preferimos tener una señora de sesenta años para lavar nuestros platos con un salario más alto en lugar de contratarte a ti”, continuó la dueña.

“Puedo cuidarme sola, señora. Incluso… incluso si algo fuera a suceder, yo… no los haría responsables. Por favor, créame. Ya no soy joven y pasé por mucho para tener a este niño, definitivamente me haré responsable…”.

La dueña interrumpió a Jane al decir: “¡Te contrataré! Pero teniendo en cuenta que estás embarazada, no puedo dejar que trabajes muchas horas. Vendrás a trabajar medio día todos los días y te pagaré seiscientos cada mes. El trabajo es tuyo si estás dispuesta a aceptarlo”.

“¿Seiscientos?”. Jane tragó vacilante. Ochocientos ya habrían sido insuficientes, y ahora la dueña solo estaba dispuesta a ofrecerle seiscientos. Todavía quería luchar por los ochocientos. “Podría…”.

“Olvídalo, olvídalo. Está fuera de mi lugar contratar a una mujer embarazada como tú para comenzar. Todo lo que dije fue que tendrías seiscientos al mes solo por trabajar medio día. Las dos somos mujeres, así que no pude evitarlo cuando vi cuan desesperada estabas, cuando en realidad no podría contratarte”.

“¡Lo tomaré! ¡Lo tomaré, incluso por seiscientos! Le mostraré lo buena que soy en esto, señora. Lo haré bien. ¡Solo por seiscientos!”. Jane asintió con urgencia.

“…”. La dueña hizo una pausa por un momento antes de decir: “Muy bien, ven conmigo. Tu pago de este mes se calculará a partir de hoy y deberías recibirlo a fin de mes”.

“¿Cómo estuvo, Andrew?”. Alex no podía esperar para preguntar.

Andrew suspiró antes de sacar su teléfono para mostrárselo a Alex. Dentro del teléfono de Andrew había una docena de fotos y algunos videos cortos de Jane lavando los platos. Ya había avanzado bastante en el embarazo, e incluso si no hubiera sido obvio para los demás darse cuenta, todavía era muy difícil agacharse. Permanecía en cuclillas con la cadera apuntando hacia arriba mientras lavaba los platos y, de vez en cuando, se ponía de pie y se apoyaba contra la pared para masajearse la espalda.

La dueña iba de vez en cuando a revisarla. “Oye, embarazada, ¿estás bien? Si no puedes hacerlo, igual te pagaré por tu trabajo de hoy. Puedes irte y aun así no perderás nada. Es difícil verte trabajar de esta manera”.

“¡Puedo hacerlo, señora, sí puedo! No es necesario que me pague ahora. No aceptaré dinero de usted por el trabajo de hoy. Considere el día de hoy como una especie de prueba. No cobraré por ello. No se preocupe, estaré bien. Protegeré a mi hijo. Este es mi primer hijo, así que lo atesoraré”, le aseguró Jane a la dueña con una sonrisa.

Alex ya no podía contenerse con la escena que acababa de presenciar. Abrió de golpe la puerta del coche y se dirigió hacia el restaurante, mientras ordenaba: “Andrew, llama a nuestros hombres y tráelos aquí. Primero debemos rodear el restaurante”.