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Después de que Nigel y Zayn finalmente se fueron, Sabrina se dirigió al banco para abrir una cuenta para depositar dinero. Después, se dirigió a la estación de tren para comprar un boleto. Desafortunadamente, le notificaron que no había trenes que se dirigieran a la ciudad natal de ella en ese momento.
La vendedora le dijo que tendría que esperar al menos tres días hasta el próximo tren.
También había un autobús que conectaba su ciudad natal con Ciudad del Sur, pero el viaje duraría un día entero. Además de que la tarifa ondeaba de los quinientos a seiscientos dólares, el principal problema era lo arriesgado que podría ser el viaje para ella.
Era demasiado peligroso. No podía arriesgar la seguridad de su bebé viajando en ese autobús.
Tras dudarlo un momento, Sabrina le dijo a la vendedora: “Deme un boleto para dentro de tres días”.
Una vez que compró el boleto, Sabrina decidió dar un paseo. Habían pasado más de dos meses desde que salió de prisión, pero nunca había tenido la oportunidad de pasear ociosamente por la ciudad.
No había tenido tiempo ni dinero.
Durante toda la mañana, fue de compras, pero no estaba dispuesta a comprar algo para ella. Después de almorzar, Sabrina llamó por teléfono a Kingston. “Señor Yates, ¿el Señor Ford ha accedido a que visite la tumba de su madre?”.
Kingston sonaba decidido. “¡Por supuesto que aceptó! Señorita Scott, tanto el Joven Amo como yo hemos visto su amistad con la Vieja Señora, así como todos los cuidados que usted le dio durante los últimos dos meses. Si quiere visitarla, no dude en hacerlo en cualquier momento”.
“Muy bien, gracias, Señor Yates”.
Sabrina estaba a punto de colgar, cuando Kingston la detuvo. “Señorita Sabrina, espere”.
“¿Qué sucede, Señor Yates?”.
“Señorita Sabrina, ¿qué planea hacer después de esto? Le gustaría si…”. Kingston planeaba preguntarle si quería que él le consiguiera algún trabajo.
Sin embargo, antes de que pudiera terminar su frase, Sabrina lo interrumpió: “¡No es necesario!”.
Sabrina no quería otra cosa más que cortar todos sus lazos con Ciudad del Sur, y no quería mantener una relación de ningún tipo con nadie de allí.
Dicho esto, ella colgó la llamada.
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