Castigado por su amor romance Capítulo 1689

“Sin embargo, no pude criar a mi nieto. Ellos no estaban dispuestos a criarlo y dijeron que no era su obligación. Realmente me arrepiento. Tengo apenas cincuenta y seis ahora. Probablemente todavía hay personas que me querrían como su niñera. Después de mi divorcio, encontraré un lugar que incluya comidas y alojamiento. Ganaré dinero para mi nieto, apoyaré su educación y lo veré convertirse en un hombre. ¿Soy yo la culpable? Ya no quiero estar contigo. Simplemente, no quiero. ¿Acaso eso está mal?”.

Todos quedaron sin palabras. Él estaba sorprendido.

"¡Por favor, date prisa y procesa mi divorcio!", dijo la vieja con una seguridad incomparable.

El personal asintió. "¡Muy bien, Señora!".

Hizo una pausa y luego miró a Neo, quien todavía estaba sorprendido. "Señor, eras maestro, ¿verdad?".

Neo miró a la vieja y luego le dijo al personal: “¡Así es! Soy una persona educada con la que es muy fácil comunicarse. ¡Solo sé directo si tienes algo que decir!”.

"¿Cuánto es su salario mensual, Señor?".

“Eran seis mil dólares al mes hace cinco años, y luego tuve un incremento. Ahora, mi pensión es de siete mil doscientos dólares por mes”.

“Es así, Señor. Respecto a su casa y otras propiedades que fueron adquiridas antes del matrimonio, esta vieja no podrá quitarle nada. Sin embargo, en cuanto a los diez años de su salario desde el día en que se casó con ella, si los primeros cinco años fueron seis mil dólares al mes, entonces serían trescientos sesenta mil dólares durante los cinco años. Si los cinco años son siete mil doscientos al mes, entonces serían ochenta y seis mil cuatrocientos dólares al año. Eso es cuatrocientos treinta y dos mil dólares durante cinco años. En total, son setecientos noventa y dos mil dólares. De esos setecientos noventa y seis mil cuatrocientos, la mitad corresponde a la vieja. Señor, si se divorcia, entonces tiene que pagarle a la señora trescientos noventa y ocho mil doscientos dólares por su pensión”. El personal miró a Neo sin expresión alguna.

Neo estaba sorprendido en ese momento y no pudo decir nada durante mucho tiempo.

“Señor, tiene que darle trescientos noventa y ocho mil doscientos dólares a esta señora. Si redondeamos, serían cuatrocientos mil dólares".

Cuatrocientos mil dólares.

La vieja sacudió la cabeza. "Joven, ¿lo que quieres decir es que cuando me casé con él, su salario en esos diez años es suyo, pero también se considera mío?".

"¡Por supuesto!".

"Yo también ... ¿también tengo derecho a gastar y tomar dinero?", preguntó la vieja de nuevo.

"¡Por supuesto, tiene derecho a su propio dinero y el dinero de su esposo!".

La vieja se sintió aliviada al instante. Ella se rio de repente. Entonces pensó para sí misma que ya no sería encarcelada. Los cincuenta mil dólares que se había llevado de la casa eran suyos. Resultaba que no se consideraba un robo. Además, ella solo había tomado cincuenta mil dólares. Eso estaba muy por debajo de los cuatrocientos mil dólares.

“Joven, no quiero las propiedades. Solo procesa mi divorcio ahora”, dijo la vieja con calma.