Castigado por su amor romance Capítulo 1746

A pesar de que su hija no reconocía a Hana como su madre, ella seguía siendo el punto débil de Hana. No podía soportar escuchar la posibilidad de que la vida de su hija se arruinara y tuviera que seguir los pasos de su madre en el futuro. Mientras su hija pudiera tener un futuro brillante, vivir una vida feliz, casarse y tener hijos, así como un esposo que la amara, Hana sentiría que habría valido la pena, incluso si esto le causara la muerte. También valdría la pena, aunque su hija nunca la reconociera como su madre. Quizás ese era el destino de Hana en esta vida, y ella había decidido resignarse. Sin embargo, lo principal era que su hija pudiera ser feliz e ir a la universidad. Después de eso, que pudiera conseguir un trabajo y encontrar un buen hombre para casarse.

Hector miró a Hana, con una postura muy fuerte, y dijo: "De ahora en adelante, ¡tienes que ahorrar cinco mil dólares al mes para mi hija como regalo de bodas en el futuro!".

"Está bien", prometió Hana sin siquiera pensarlo. Todavía tenía más de cien dólares a mano. Todavía era joven. Si conseguía otros trabajos y trabajaba más duro, podría ganar casi cinco mil dólares al mes. Si aquellas opciones fallaban, podría ahorrar en sus gastos diarios. Ya no tenía otros objetivos en la vida. Ella solo estaba trabajando para que su hija viviera una buena vida.

"Sin embargo, tengo una condición", dijo Hana lentamente.

Hector se burló. "¿Cómo es que vas a hablar de condiciones conmigo?".

Hana continuó: “Abre una cuenta a nombre de ambos. ¡Ingresarás la mitad de la contraseña y yo la otra mitad!”.

"¡Tú!", dijo Hector.

"¡Si no estás de acuerdo, terminaré con mi vida ahora!", dijo Hana con frialdad. Dado que su hija ya no la reconocía como su madre, ¿cuál era el punto de que Hana estuviera viva? Ella podría terminar con todo. Si todavía podía luchar, por una parte, de la riqueza de su hija en los años restantes de su vida, entonces Hana estaba dispuesta a vivir sin alma como los muertos vivientes, aunque solo pudiera mirar a su hija desde lejos.

Al ver a Hana tan abatida, Hector no tuvo más remedio que aceptar. "¡Bien! ¡Como desees! ¡Es para mi hija, después de todo!”.

"Está bien. No importa. Si ella no reconoce el hecho de que soy su madre, que así sea. Yo… yo solo quiero poder mirarla desde lejos. Solo una mirada y estaré satisfecha con eso”, dijo Hana.

Al ver a Hana así, la mujer quedó cubierta de lágrimas. “Eres una verdadera madre. ¿Qué madre no moriría por sus hijos? Pobre Hana. ¿Por qué tu vida es tan miserable? Esa chica... Tessa todavía es joven. Cuando crezca, se case y tenga sus propios hijos, comprenderá las dificultades que atravesó su madre”.

“Hana, eres una pobre niña con una vida miserable. Tus sufrimientos ciertamente llegarán y terminarán y vendrán cosas buenas”.

Esa noche, Hana pasó la noche en la casa del vecino.