Castigado por su amor romance Capítulo 1833

Holden estalló en llanto de repente.

"¡Jajaja!". Malvolio se rio aún más histérico. “¡Sebastian! Para tu sorpresa, tu hermano no sabe lo cariñoso que eres, ¡pero yo sí! En el pasado, casi mueres tratando de salvar la vida de Alex. Estuviste al borde de la muerte por tratar de protegerlo. De hecho, no eres nada cruel, especialmente con tu familia. Te conozco mejor que nadie. Por eso hoy tu hermano y tu mujer están en mis manos. ¿Te atreverías a enviar un soldado o usar un explosivo contra mí?".

Sebastian respondió con sinceridad: “No me atrevo”.

"¡Jajaja! ¡Jajaja! ¡Estoy muy feliz!”. Malvolio echó la cabeza hacia atrás y se rio. “Sebastian, esto es todo por hoy. Te llamaré de nuevo en un mes. Porque en un mes tendré todo listo. Si quieres que tu esposa regrese a ti y tu hermano viva, entonces pórtate bien”.

"¿Qué quieres? ¿El Grupo Ford? ¿Ciudad del sur? Si es algo que me pertenece, puedo dártelo todo”, dijo Sebastian.

“Escribiré una lista de peticiones en este mes”, dijo Malvolio.

En ese momento, Sabrina gritó a todo pulmón: “¡Sebastian, él quiere venganza! ¡En última instancia, lo que él quiere es tu vida! Sebastian…”.

La llamada terminó. Sabrina miró a Malvolio sin temor, como si no le temiera a la muerte. Malvolio levantó la mano y quiso abofetearla, pero al final, su mano se detuvo en el aire. Luego tocó su cara. “No te golpearé, y no te mataré. Quiero que sepas cuánto aprecio a una mujer tan rara y fina como tú. Una vez tenga todo, entonces me casaré contigo. ¿Sabes por qué? Porque contigo a mi disposición, estoy seguro que ganaré. Eres mi arma invencible. ¡Contigo cerca, Sebastian vendrá obedientemente a morir!”.

Sabrina se quedó sin palabras. En ese momento, se sintió desesperada y molesta. Pero a su vez, la desesperanza y molestia provocaron en ella un espíritu de lucha. Ella se burló. "¡Bien! ¡Esperaré!”.

Malvolio se sintió satisfecho con la respuesta de Sabrina. Se dio la vuelta y gritó por el altavoz: "¡Zarpen! ¡Vamos de regreso a la isla!”.

Antes de que Sebastian dijera algo, el timbre sonó. ¿Quién podría ser? Sebastian pensó que eran Alex o Yvonne, Ruth y los demás, así que llamó a la Tía Lewis. "Tía Lewis, abre la puerta".

La Tía Lewis corrió hacia la entrada de inmediato y abrió la puerta rápidamente. Sin embargo, quedó sorprendida cuando abrió la puerta.

"¡Por favor, vete! ¡Lárgate!", gritó ella furiosamente.

Sin embargo, la Tía Lewis no pudo detener a la persona que se acercó. La persona empujó a la Tía Lewis a un lado con mucha fuerza y ​​entró.

En ese momento, Sebastian se dio la vuelta. Cuando vio a la persona que venía, un fuego furioso se elevó en sus ojos al instante. "¡Te atreves a venir aquí!".