Castigado por su amor romance Capítulo 2282

Yvonne estaba tan confundida cuando escuchó eso. Luego espetó: "¿Qué dijiste? ¿Quieres que me divorcie?".

Al otro lado de la línea, algo triste, Gloria dijo: "Mm-hmm. ¡Pensé en mi desafortunado matrimonio y creo que no tiene sentido que las mujeres se casen!".

Yvonne se quedó sin palabras. Ella siempre había tenido miedo al matrimonio, y aún no se había casado con Marcus. Él tampoco la apresuró, de todos modos. Los dos ya habían hecho todo, y ella ya se había mudado a la casa de la familia Shaw como esposa de Marcus. Lo único que no habían hecho era casarse. Sin embargo, ¿por qué Gloria enfatizó repetidamente que debería divorciarse? Eso era muy extraño.

Justo cuando Yvonne quería preguntar algo, Gloria dijo apresuradamente al otro lado de la línea: "Voy a colgar". Después de eso, inmediatamente colgó la llamada.

Yvonne miró a Sabrina. "Eso es muy extraño de su parte".

Sabrina estaba atónita. Tenía una sensación de presentimiento. Ya no tenía ganas de hacer un picnic, así que inmediatamente se levantó y dijo: "Esto no servirá. Tengo que ir a la casa de mi madre a echar un vistazo".

Yvonne y Ruth también se levantaron. Ambas ya estaban empacando. Mientras Ruth empacaba, dijo: "Démonos prisa antes de que le pase algo a la Señora Gloria. ¡Rápido!".

Las tres de ellas, además de los niños, empacaron todos los cubiertos y cosas para el pícnic aún más rápido. Una hora y media después, Sabrina, Yvonne, y Ruth llegaron juntas a la casa de Gloria. Sabrina salió del coche y rápidamente tocó la puerta mientras gritaba ansiosamente: "¡Mamá, mamá, mamá!".

Nadie respondió.

"¡Señora Gloria!".

Sabrina estaba tan ansiosa que su cabeza estaba cubierta de sudor. Se le hizo un nudo en la garganta mientras decía: "Yo… mamá, es mi culpa… Es mi culpa. Yo… no debí haberte ignorado durante una semana. No debí haberlo hecho. Mamá… T-tú vas a estar bien, verdad, mamá…".

Después de decir eso, ella ya estaba sollozando. Ella era la que no se preocupaba lo suficiente por su madre. Si algo malo le sucediera a su madre, ¿cómo podría vivir Sabrina? No podía aceptar que tal cosa hubiera sucedido. Estaba tan asustada que sus piernas se volvieron gelatina y lentamente se dejó caer al suelo. Fue Aino, de uno sesenta de altura, quien había sostenido a su madre.

"Mamá, no tengas miedo y no te preocupes tanto. Supongo que la abuela debe estar bien. Al menos debería estar a salvo por ahora porque todavía pudo contestar el teléfono cuando la Tía Yvonne la llamó para avisarle hace una hora. Eso significa que todavía está bien. ¿No es así, mamá?". Aino miró con calma a su madre y la consoló. Mientras la consolaba, ayudó a Sabrina a sentarse en el sofá y la dejó sentarse.

Sabrina miró a su hija de doce años con una mirada suplicante. "Tienes razón, Aino. Vamos Aino, dime más, rápido".

Aino escaneó los alrededores y entró en la habitación de su abuela para echar un vistazo antes de salir y decir: "He buscado por todas partes en la casa de la abuela. No hay señales de que un hombre viva aquí, ni siquiera un poco".