Castigado por su amor romance Capítulo 2553

"Te debe parecer muy extraño por qué tantos de nosotros estamos aquí para darle una lección. Déjame decirte entonces. Su madre es mi tía. Esta mujer fue en contra de su madre. Como sobrina y sobrino de mi tía, por supuesto, ¡tenemos que buscar justicia para nuestra tía! Ella es una hija tan poco cariñosa. Ciertamente tenemos que golpearla para que se someta. ¡Tenemos que hacerle saber que no importa si no cuida a mi tía, mi tía tiene a su familia apoyándola! ¡Fuera del camino! ¡Hazte a un lado! ¡Si no te vas a la mierda, también te golpearé!".

La luchadora sonó arrogante a los oídos de Kingston cuando habló. Él miró al hermano menor de la luchadora, ese Tigrio alto y fornido, de nuevo. Por alguna razón, la simpatía de Kingston instantáneamente hacia la chica que tenía el mismo nombre que Yvonne.

Tal vez fue porque ella tenía el mismo nombre que Yvonne y su voz también era muy similar a la de Yvonne. Quizás este fue un destino asombroso.

Kingston no se hizo a un lado. En cambio, miró a la luchadora con calma.

La luchadora se enojó aún más. "¡Tú! Asqueroso forastero, eres imprudente, ¿no? ¿O no entendiste lo que dije? En realidad estás siendo implacable, ¿no? ¿Te vas a hacer a un lado o no? ¡No lo vas a hacer! ¡Está bien!".

Al decir eso, levantó la pierna para patear a Kingston.

Antes de que su pie aterrizara sobre él, la chica detrás de Kingston lo apartó. "Date prisa y vete. No te metas en este lío".

Después de que la luchadora la pateara, aún no fue suficiente para aliviar el odio que tenía dentro. Se puso en cuclillas y una vez más tiró del cabello de la chica con todas sus fuerzas. Mientras hacía eso, incluso gritó: "Vengan aquí, chicos. ¡Enséñenle una acción por mí!".

Al llamar a otras personas, agarró el cabello de la chica y le dijo: "¿Qué pasa? ¿Crees que ya no hay nadie en la familia Forks? ¿Quién te pidió que intimidaras a mi tía, que fueras engreída, sedujeras a mi esposo, crearas una brecha entre ustedes y dijeras tonterías?".

"¡Te sacaré los dientes hoy! Dilo, ¿estás equivocada? Tienes que arrodillarte aquí y admitir sinceramente tus errores. ¡Tú y tu hombre de fuera de la ciudad ni siquiera piensen en irse de aquí hoy!".

Kingston se quedó sin palabras, Miró a la gente, que los rodeaba y miraba, con gran confusión. La mayoría de la gente suspiraba.

Miró a la mujer, quien había hablado desde el principio, a quien le llamaban tía, y a quien llamaban la madre de la chica maltratada, una vez más. Ella no miraba directamente a la escena. En cambio, había apartado la cabeza.