Castigado por su amor romance Capítulo 2688

Eevonne miró a Mila con confusión. “Ya me has hecho este tipo de preguntas unas cuatro veces. Me lo preguntas cada vez que te he visto estos días. Estoy un poco confusa en cuanto a por qué quieres preguntarme eso. ¿Qué tiene que ver contigo si los padres de Yvonne están bien o no?”.

Las palabras de Eevonne estaban llenas de hostilidad. No tenía intención de menospreciar a Mila. En comparación, Eevonne era todavía un poco más miserable que ella. Era una mujer que aún no había saldado su deuda. Mila, en cambio, ya era más o menos una pequeña estrella. Ya se había hecho famosa por ser el personaje secundario de la película. Ocultó deliberadamente su identidad y se maquilló. En ese momento, si salía en público, Mila debía ser capaz de atraer a un pequeño grupo de admiradores.

Eevonne admiraba a aquella mujer con tantas dotes interpretativas.

Sin embargo, por muy buenas que fueran sus dotes interpretativas, si causaba molestias a los ancianos, seguiría estando en la mala, ¿no?

Mila asintió. “Tienes... tienes razón”.

Su voz era ronca y áspera para los oídos. Era como el graznido de un viejo cuervo. Hacía que los demás se sintieran disgustados cuando la oían. No era de extrañar que actuara como un personaje secundario. ¿Quizá era una ventaja con la que había nacido?

Eevonne suspiró. “Vete. No me importa a quien busques. Tal vez todos ustedes en la industria del entretenimiento necesitan encontrar a una persona con dinero. Ese es su asunto. Sin embargo, no estás autorizada a venir a molestar a los dos ancianos en el futuro. Ya son muy miserables. No permitiré que les hagas daño”.

“Yo... solo echo de menos al Amo Marcus...”, dijo la mujer.

Eevonne hizo una pausa antes de decir: “Marcus, esa mujer...”.

Marcus interrumpió a Eevonne de inmediato: “No te preocupes, Eevonne. En mi corazón solo existe Yvonne, la persona que comparte el mismo nombre que tú pero con una grafía diferente. Si ella no regresa en esta vida, no volveré a casarme ni a tener otros hijos. La esperaré por el resto de mi vida. Incluso si solo volviera cuando ella tenga ochenta años, la esperaré hasta ese entonces. Si no vuelve nunca más en esta vida, entonces pasaré el resto de mi vida solo. En cuanto a esa pequeña actriz de cine, ni siquiera volveré a mirarla. No me encapricharé con otra mujer que sea incluso diez veces más guapa que ella, y mucho menos con ella, cuya apariencia es tan...”.

En realidad, Marcus no era una persona a la que le desagradaran los pobres ni el aspecto de una persona. Era solo que realmente le repugnaba esa mujer.