Castigado por su amor romance Capítulo 2789

Mila miró a Sabrina con orgullo. “Cuando estuve en la región noroeste, incluso ayudé a otros a cortar leña. ¿Te lo puedes creer? Llevaba a un niño en la espalda y a otro en brazos, y cuando terminaba de cortar la leña, la cargaba con las dos manos. Podía ganar unos tres dólares por viaje. Así fui ahorrando poco a poco. Medio mes después, ahorré lo suficiente para el billete de viaje para ir a Ciudad Wecester. Después de eso, me establecí en Ciudad Wecester”.

“¿Es ahí donde conociste a Bonnie?”, preguntó Sabrina.

Al pensar en Bonnie, Mila suspiró. “Esa Yvonne que se está quedando en mi casa, me puedo dar cuenta por su voz que es Bonnie. Cuando me acogió en aquel entonces, pensé que había conocido a otra buena persona porque...”.

“¿Por qué?”, preguntó Sabrina.

Mila se rio burlándose de sí misma. “Porque siempre he conocido a gente buena desde que era pequeña. Aparte de la vez que me secuestraron y me llevaron al extranjero, el resto de las personas, todas, a quienes había conocido eran buenas. Tú eres una buena persona. Ruth es una buena persona. Marcus es una buena persona. La pareja en el extranjero también eran buenas personas. El hombre que me secuestró incluso, en realidad, no fue tan malo. Su mujer también fue muy buena persona. Realmente nunca he conocido a ninguna mala persona. Bonnie siempre había sido muy buena conmigo, así que no me protegí de ella. Le conté a Bonnie todo mi pasado y mis experiencias. Sin embargo, ¡nunca esperé encontrarme con un lobo esta vez! ¡Un lobo que mordería completamente a una persona hasta matarla y que incluso ocuparía por la fuerza la casa de otra persona!”.

La mirada de Sabrina también se volvió feroz. “Parece que esta mujer ha venido preparada y está decidida a ganar. Si no, no habría cambiado su rostro para parecerse a ti, ¿verdad? Si lo he adivinado bien, Bonnie es probablemente la persona que sobornó al doctor en el hospital. Bonnie está en la casa de tus padres ahora”.

“Entonces... ¿qué debemos hacer ahora?”. Mila estaba tan ansiosa que las lágrimas le caían a mares.

Sabrina se burló. “¿Qué debemos hacer? ¡Le ganaremos en su propio juego!”.