Castigado por su amor romance Capítulo 287

Sabrina no se apresuró a entrar. Se quedó fuera mirando desde la ventana a la pareja de padre e hija. Sebastian estaba construyendo la casa de madera con mucho empeño. Sabrina vio el brillo infantil y feliz en los ojos de él. De repente, sintió una inmensa felicidad. Incluso cuando sabía que todo era una mentira, que todo eran sus deseos egoístas. Sin embargo, fue suficiente para que sintiera una pizca de calidez en su interior.

Esto llevó a Sabrina a pensar en cuando tenía doce años. Su madre la había enviado con la familia Lynn. Desde ese día, vio a la familia Lynn viviendo felizmente juntos todos los días. Y ella solo era una niña adoptada no deseada. Ella miraba como Lincoln y Jade lanzaban a Selene al aire y la atrapaban antes de que cayera. Cada vez, Selene gritaba de felicidad. Y ella era como un perro sin dueño, que miraba al lado, soñando con ser abrazada, pero nunca lo consiguió.

Cada año, durante el cumpleaños de Selene, la familia Lynn conseguía dinero de todas partes para que Selene pudiera tener un cumpleaños increíble. Mirando a Selene vestida con un traje de princesa y con una corona, mientras pedía un deseo en ese gigantesco y hermoso pastel, Sabrina solo podía soñar. Soñaba que algún día tendría un pastel como ese. Sin embargo, eso nunca ocurrió. Más tarde, cuando Sabrina se enteró de que su hijo era de Sebastian, su primer pensamiento fue que nunca dejaría que su hijo viviera una vida en la pobreza. Definitivamente se aseguraría de que su hijo tuviera lo que necesitara.

Al igual que ahora, Aino tenía a su padre con ella, y era como una princesa feliz. Sabrina miraba en silencio como Sebastian y Aino jugaban felizmente con los juguetes en la habitación. Miró como Sebastian lavaba los apestosos pies de Aino y como la llevaba a su cama. Luego pudo ver como Sebastian le leía algunos cuentos a Aino hasta que esta se quedó dormida.

Cuando Sebastian salió de la habitación de Aino, vio a Sabrina de pie afuera. Él le preguntó fríamente: “¿No estás cansada?”.

Sabrina se quedó boquiabierta. “¿Eh? ¿Qué dijiste?”.

“¡¿Por qué no estás durmiendo?!”, preguntó Sebastian.

Sabrina respondió: “Yo... te estaba esperando”.

“¿Esperando por mí?”. Los labios de Sebastian se movieron mientras reía fríamente.

“¿Esperando que te enseñe a servir a los hombres? ¿Esperando que te bañe? ¿A llevarte a la cama?”.

Esa noche durmió bien.

Cuando se despertó, eran las siete de la mañana, pero él ya no estaba en la cama.

Sabrina se puso una camisa blanca, y notó que Aino tampoco estaba en su habitación. El corazón de Sabrina cayó en pedazos. Rápidamente, sacó su teléfono y le hizo una llamada.

Sebastian se dirigía al hospital con Aino, en ese momento. Cuando vio la llamada de Sabrina, contestó inmediatamente: “Hola...”.