Castigado por su amor romance Capítulo 298

Sabrina pensó que había escuchado mal. “¿Qué... qué has dicho?”.

“¡Vamos a restablecer nuestro matrimonio!”.

Sabrina no sabía cómo reaccionar.

Después de una breve pausa, comenzó a hablar de nuevo, con un tono frío: “Somos enemigos. Casi me hiciste perderlo todo, e incluso enviaste a mi hermano a otro país. En algún momento reclamaste que te debía diez millones, pero ahora, de repente, quieres volver a casarte conmigo...”.

"Sebastian, no sé qué clase de juegos estás jugando con los de tu círculo, pero yo no pienso participar en ellos. ¿Puedes decirme qué quieres hacer conmigo y terminar de una vez?”.

Las palabras de Sabrina no llevaban ni un solo indicio de enfado. De hecho, parecía que estaba dudando al decirlas.

Sin embargo, sus palabras habían reflejado su fuerte determinación.

Después de decir eso, Sabrina se apartó de Sebastian, y gritó hacia la sala de juegos. “Aino, ve a bañarte, es hora de ir a dormir”.

¡Como sea!

En esta casa, ella y Aino no tenían ningún poder.

Hacía apenas media hora, los dos habían alimentado juntos a su hija y la habían cuidado. Cuando se sentó en la sala de juegos para construir la casa de madera para su hija, fue como si fueran una familia normal y cálida de tres miembros.

Sin embargo, todo eso no era más que una ilusión temporal.

Aino escuchó a Sabrina obedientemente y fue al baño a tomar una ducha. Luego, Sabrina la llevó a su habitación para que durmiera. Una vez que Aino se quedó dormida, Sabrina salió de la habitación, pero se dio cuenta de que Sebastian ya no estaba en la sala de estar.

La puerta del estudio de Sebastian estaba cerrada.

¿Estaba durmiendo?

Sabrina no trató de adivinar lo que Sebastian estaba haciendo allí, ya que era una persona tan impredecible. Al final, volvió a su habitación para dormir.

Esa misma noche, durmió muy intranquila y soñó con muchas cosas.

Soñó con el momento en que acababa de salir de la cárcel, la incredulidad de la situación cuando Sebastian le trajo el acuerdo matrimonial para que lo firmara. Realmente iba a hacer algo tan absurdo por segunda vez.

¡Sebastian se puso furioso cuando escuchó sus palabras!

Agarró la muñeca de Sabrina y la apretó hasta que se tornó pálida. “¡Mujer! ¡Escucha! ¡Esta vez es por tu hija!... ¡No, por mi hija! ¡Ella es mi hija, así que definitivamente no puedo dejar que crezca con una familia rota! ¡Si no quieres que tu hija tenga otra madre en esta vida, tendrás que seguir mis ordenes y volver a casarte conmigo!”.

Sabrina preguntó horrorizada: “¿Qué dijiste? Ella... ¿Qué quieres decir con que tenga otra madre?”.

Sebastian sonrió sin remordimientos. “Tú no eres estúpida. De hecho, eres más inteligente que los demás, así que ¿por qué no lo averiguas tú misma?”.

“¡No!”. La voz de Sabrina tembló. “¡No, no puedes hacer esto, Sebastian, no puedes! Di a luz a Aino después de llevarla en mi vientre durante nueve meses. Después de eso, la crié durante cinco años yo sola. No hiciste nada durante ese tiempo, ¿y ahora quieres llevártela?”.

“Tú eras el que no nos quería entonces, ¿y ahora intentas luchar conmigo por ella?”.

“¡Estás siendo demasiado irracional!”.

La sonrisa de Sebastian no cambió. “¿Irrazonable? ¿Te has vuelto tonta después de tu embarazo? Es mi hija, ella es descendiente de la familia Ford por sangre. ¿Crees que puedes tenerla para ti sola? Además de asegurarme de que no lo hagas, ¡te prohibiré que vuelvas a ver a Aino!”.

“No...”, sollozo Sabrina sin poder evitarlo.