Castigado por su amor romance Capítulo 312

“Tú… ¿Qué acabas de decir?”. La expresión de la mujer cambió de repente.

Aino seguía pellizcando su nariz y miró a la hermosa mujer con desprecio. No le agradaba en absoluto.

¡Era su culpa por tener los ojos fijos en el Vagabundo Apestoso!

El Vagabundo Apestoso podía ser un apestoso, pero sin importaba qué, él solo podía ser el hombre de su madre. Eso significaba que ninguna otra mujer podía tenerlo.

Aino estaba muy molesta.

“Tú… apestas demasiado, por favor aléjate de mí y de mi papi. Si sigues acercándote a él, y terminamos apestando también, mi madre se molestará cuando lleguemos a casa. En casa, tanto mi papi como yo le tenemos mucho miedo a mi madre”.

La mujer exclamó: “Tú…”.

¡Estaba furiosa!

Quería descargar su ira, pero no se atrevía a hacerlo frente a Sebastian.

La mujer era una pariente lejana de la familia de Rose, que para empezar no contaba con tantos miembros, y mucho menos con sobrinas cercanas. Por lo tanto, para asegurar su posición en la familia Ford, Rose tuvo que recurrir a tácticas sucias eligiendo personalmente a una mujer que le pareciera adecuada de un lado lejano de su propia familia. Si esa mujer lograba casarse con Sebastian y convertirse en su nuera en el futuro, Rose se convertiría sin duda en la matriarca de la familia Ford.

Incluso si esta sobrina lejana acababa dando a luz a un hijo para Sebastian algún día, su descendencia seguiría sin estar relacionada con ella por sangre.

Rose había tramado muy bien su plan.

La sobrina lejana que encontró había estado muy dispuesta a acercarse a Sebastian. De hecho, la propia sobrina ya esperaba casarse con él.

Sin embargo, lo que los dos no se esperaban era que, antes de que Sebastian pudiera decir algo, la niña de cinco años que tenían enfrente ya había arruinado sus planes.

Aunque todos sus hijos habían fallecido, su tía y su tío tenían una muy buena relación porque habían trabajado juntos por 40 años. E incluso después de esa gran tragedia, ella siguió siendo la señora de la familia Ford.

¡Era una verdadera matriarca!

Ahora que su tía estaba junto a ella, ¡Frost tenía que aprovechar esta oportunidad!

Ella era alguien muy buena en aliviar situaciones como ésta. Como tal, era consciente de que la pequeña princesa que Sebastian había traído aquí era increíblemente importante. En otras palabras, era básicamente la joya de la vieja residencia Ford.

Por eso, incluso cuando la había llamado apestosa, Frost siguió actuando como si Aino la hubiera elogiado.

Sonrió y miró a Sebastian antes de volverse hacia la pequeña niña vestida de rojo. “Aino, no puedes hablar así de tu padre. Hace poco que te trajo a Ciudad del Sur, así que no creo que sepas cómo es su carácter. Hay cosas de las que no puedes hablar”.