Castigado por su amor romance Capítulo 407

“Aunque quisiera correr y alejarme de aquí, esperaría a que no estuvieras de guardia”.

“Además, ¿a dónde podría correr?”.

“Huí a un lugar tan remoto como el Condado de Ciarrai, pero tú me capturaste y me trajiste de vuelta, así que ¿de qué tenías miedo? Por no hablar de que mi hija sigue aquí”.

El repentino comentario de Sabrina puso a Kingston en un dilema.

Incluso sintió que no era ético.

“Señora, tengo que irme ahora”, dijo Kingston.

“De acuerdo”. Sabrina sonrió a Kingston.

Después de salir de la línea de visión de Sabrina, Kingston inmediatamente hizo una llamada a Sebastian.

Por otro lado, Sabrina continuó de pie fuera del salón principal. Había pensado en ello. Si Sebastian y Aino no la llamaban, significaba que no la necesitaban dentro, así que no tenía por qué entrar. Por otro lado, si Sebastian y Aino insistían en llamarla, podría entrar rápidamente.

Era bastante encantador quedarse solo fuera de la mansión y ser una persona ociosa que disfrutaba de las flores y el césped recién podado.

“¿Fuiste tú quien intimidó a mis dos sirvientas antes?”. Una voz con tono de interrogación llegó desde atrás.

Sabrina giró la cabeza y vio a una mujer.

Esta mujer era diferente a las dos sirvientas de hace un momento.

Esta mujer estaba vestida con piezas de moda de alta calidad que eran muy exquisitas. La mujer también tenía una bonita figura, y se mantenía en una gran condición. Parecía tener la misma edad que Sabrina. Su maquillaje era exquisito y brillante, y era una belleza clásica con elegancia.

¿Tenía Sebastian una hermanastra más joven?

Sabrina nunca había oído hablar de ella.

Quería saber qué respondería Sabrina.

Sin embargo, no esperaba que Sabrina solo pronunciara dos palabras: “Porque apestas”.

“¿Qué? ¡¿Qué?!”. La mujer se puso furiosa.

“¡Creo que el hedor de tu cuerpo es extremadamente penetrante!”. Sabrina añadió otro punto.

“¡Tú!”. La mujer temblaba de rabia. Levantó la palma de su mano y quiso abofetear a Sabrina. “¡Mira cómo te golpeo hasta convertirte en una persona discapacitada hoy!”.

La mano levantada de la mujer no bajó, pero en su lugar fue agarrada por una fuerte mano desde atrás. Una voz extremadamente fría y severa llegó desde atrás. “Frost Quinton, ¡¿ya no deseas vivir?!”.

Frost se dio la vuelta y vio a Sebastian con una expresión asesina en su rostro. Estaba tan asustada que al instante estalló en lágrimas, pero aun así no olvidó quejarse de haber sido agraviada. “Hermano Sebastian… ¡Esta mujer, me ha insultado!”.

Sebastian miró a Sabrina en su lugar y le preguntó: “¿Te estaban intimidando y no sabías cómo llamar a tu esposo?”.